martes, 30 de junio de 2015

CUARTA TEMPORADA Se me antoja quererte 2

Amadeo y Andrés

–Aja, cuéntame del negocio que me tienes–Le dijo Amadeo a Aníbal, que ya estaban sentados en un café para conversar–.
–Quiero que trabajes de escort.
–¿What? ¿cómo es la vaina? ¿qué es eso?

Aníbal le cuenta de que se trata. Amadeo tenía que trabajar como acompañante de hombres, tener sexo con ellos, salir a comer, cine, etc, como si fuera una pareja. Pero lo principal es que tendría sexo y por supuesto eso tendría un costo. Aníbal sería el que captara a los posibles clientes y el que cobraría y le daba un buen porcentaje a Amadeo.

–¿Y cuánto se cobra por eso?
–Depende, he estado hablando con amigo que está metido en el negocio y como mínimo 50 dólares hasta 200 o más si es de acompañante y sexo. Y si hablamos de 2 o 3 clientes diarios que a lo mejor puede que sea uno diario o que el mismo cliente te quiera por una semana pues el dineral es grande.
–Mmmm, me gusta eso. Pero coño es como un desgaste, uno se cansa por más joven que sea.
–Eso dependerá de ti, tienes que alimentarte bien, hacer ejercicios, tomar complejos vitamínicos, sacarte los exámenes por supuesto. Todo eso corre por cuenta mía el primer mes, luego te encargas tú cuando ya empieces a ganar dinero.
–¿Y mi carrera? Yo quiero seguir estudiando ingeniería.
–Bueno, hazlo, de hecho tienes que terminar la carrera, ya te lo he dicho desde siempre. Pero este negocio necesita que estés disponible en cualquier momento.
–Aja ¿y yo soy el único puto que vas a tener? Me vas a sacar la mierda.
–De momento empiezas tú solo, pero ya conseguiré más chamos, tú me puedes ayudar en la Universidad.

Amadeo se estaba entusiasmando con la idea, era dinero fácil haciendo algo que también le gustaba. Pero estaba pensando en su familia y en su reciente relación que aún no estaba definida. Se imaginó una vida independiente, viviendo solo, en un apartamento, teniendo un carro. Cada minuto que pasaba le parecía una idea genial lo de ser escort.

–¿Y si yo consigo clientes por mi cuenta?
–Bueno ese es tu problema, los que yo te consiga serán con mis condiciones.
–Si va.
–Eso no te libra de tener sexo conmigo.
–Pero te voy a cobrar o el porcentaje que me quitas me lo entregas cada vez que tiremos ja.
–Hecho.  Ya veo que tu relación con el ciego no sigue.

Amadeo no dijo nada pero unos segundos después le respondió.
–No le digas ciego, se llama Andrés. Sigo con él, pero no somos novios aún.
–Pero si vas a trabajar en esto le vas a tener que decir o simplemente no empatarte. Deberías empatarte conmigo de nuevo.
–Tú si eres bravo, me mandaste pal coño y ahora quieres volver. Tas pela’o, seremos socios, más nada.

Luego de la conversación, Aníbal dejó a Amadeo en un centro comercial. Llamó Andrés para verse de nuevo.

¿Será que le digo lo que me propuso Aníbal? Verga, capaz y me deja de hablar. Coño Andrés me encanta. Pero eso es como un trabajo y ganaré burda de dinero ¿Por qué va a ser malo ese trabajo? ¿por el sexo? Bueno, nadie quiere que su novio ande tirando por ahí con un gentío…pero es por trabajo, es como los actores porno. Naaah él no va a entender, yo mejor no le digo na... -Una mano se posó en su hombro y Amadeo pegó un brinco del susto.

–Verga pana, eres un gato, me asustaste.
–En que estarías pensando que te tenía abstraído del entorno. ¿Cómo te fue?.
Amadeo le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Algo, sin saber porqué, lo hacía culpable aunque ni siquiera había decidido si quería tomar el trabajo y además que no tiene ninguna relación con Andrés más allá de una incipiente amistad. Resopló y habló.

–Bueno, es que tengo que contarte algo, lo que me propusieron
–Por tu silencio y ese resoplo, parece una propuesta indecente
–¿Pero por qué siempre tiene que ser indecente? ¿quién dijo que era indecente?
–Aaaay tiene que ver con sexo ja, ja, ja.
–Para que sea escort…me lo propuso mi ex.

Andrés se recostó del respaldar de la silla y alzó la mirada hacia el cielo y así estuvo varios segundos.
–¿No vas a decir nada?
–No, usted es mayor de edad y sabe lo que hace, bueno, de lo primero tengo fe, de lo segundo no sé, pero eres mayor de edad así que tú eres responsable de las decisiones que tomes.
–Pero quiero que me des tu opinión.
–¿Para qué? ¿Va a cambiar la decisión que ya tomaste?
Otro silencio se apoderó entre ellos.

–Vente, párate de ahí vamos a caminar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario