miércoles, 27 de marzo de 2013

PECADO CAPITAL. Temporada 1: Gula



Todos sentados en la mesa redonda, Tabay tenía a su izquierda a Macuto, a su derecha a África y casi de frente a Catia. Senta da en su silla la sangre le hervía pensando en que su hermano tambien formaba parte de las personas que Tabay se llevaba a la cama.


Macuto tenía su mano derecha en la entrepierna de Tabay y este bajo la falada, ya levantada de África. Sus dedos jugaban con su vagina mientras ella controlaba sus emociones y gemidos.



–Permiso, voy un momento al baño, ¿dónde está?–Usa el de mi cuarto mi amor, es más cómodo, arriba a la izquierda está el cuarto–Le señaló África. –Catia, acompáñalo para que sepa donde es– Ay sí, así aprovecho y yo voy también–sonrió.



Entró al baño del cuarto y enseguida se coló Catia. –¿Tu piensas tirarte a toda mi familia? Primero me coges a mi– Se levantó la falda y se quitó su ropa interior. –Yo solo vine a orinar mi hembra bella– Le apoyó la mano en el hombre y la hizo agacharse, –Abre la boca que se que tienes sed–¿me vas a orinar?–Shhhhhh calladita– Comenzó a orinar en su boca mientras ella iba tragando aquel liquid. Al comienzo le desagradó pero luego pudo más el morbo que se introdujo el pene en la boca mientras el seguía descargando. Terminaron y bajaron con unos segundos de diferencia.



Terminó la cena y África lo invite a quedarse a dormir, el aceptó. Catia estaba molesta y Macuto feliz de pensar que esa noche podría ser la noche.



***

Llegó el domingo y Catia salió a pasear con su novio Falcón que esa mañana se enteró que el amor de su vida tenía un novio contemporáneoa a ella. Respiró hondo y se fue con su novia a recorrer la ciudad. Se encontrarían con un amigo de Catia, Trinidad.



Trinidad y Tobago hermanos gemelos afrodescendientes, viven en una zona popular de la ciudad. Aunque no son de mucho dinero viven modestamente cubriendo sus gastos. Sus padres trabajan; Orlando es mecánico, trabaja cerca de casa, los que lo conocen dicen que es excelente en su trabajo y conoce mucha gente. Sus clients son de distintas partes de la cudad, tanto del este como del oeste. Bolivia trabaja de doméstica en varias casas, algo que no le hace gracia a su esposo pero necesitan el dinero. Sus hijos estudian con mucho esfuerzo en un colegio privado, donde estudia también Catia.



Los gemelos tienen 16 años, son homosexuales y por su condición tienen muchos problemas en su entorno. Sus papás los apoyan aunque a veces Orlando se molesta y grita –¿Por qué coño me salieron maricones mis varones, que carajo hice mal?– Pero lo dice de la boca para afuera, los ama y protege, aunque ellos no les hace mucha gracia que salga a defenderlos.



Trinidad es más afeminado, más inclinado a vestirse de mujer y comportarse como tal. Tobago es más serio. Son tan exactos que hasta que Trinidad no habla o se mueve no saben quien es quien. Lo único que los diferencia es una incipiente marca blanca, producto del vitiligo que padece Tobago, en la punta del glande.



Tobago no quiso acompañar a Catia y compañía de paseo. –Me voy a ver con unos amigos del colegio–mintió –nos vemos luego. Al igual que su hermano, Tobago tiene un document de identidad falso que dice que son mayores de edad, -esto a espaldas de sus padres- con lo que entran y salen de cualquier antro por las noches y compran alchol y cigarrillos.



Gracias a esto, Tobago decidió pasar el día en un sauna que queda en la zona más cutre de la ciudad: Plaza Venezia. Este sauna es mejor conocido como La Cochinera, es una sauna deprimente, poco higiénico y va gente de todo tipo. Está abierto desmuy temprano en la mañana y es visitado por gente trasnochada y con Resaca, malandros amanecidos, policías y vigilantes hasta mendigos y recogelatas. Es tan económico que el público es varipinto y es lo que puede pagar Tobago.



Entró, pagó, se despojó de toda su ropa quedando sólo con una diminuta tela que parecía papel de fumar de lo desgastada que estaba. Se dirigió al vapor. El lugar estaba lleno de todo tipo de gente. En un descuido que entra  aun pequeõ cuarto de vapor, se encuentra con siete hombres, entre flacos, gordos, viejos y un afrodescendiente.



Uno de ellos le arranca el pedazo de trapo que lo cubría y lo toma de un brazo acercándolo a su pene hasta que Tobago se agacha y comienza la felación. Los demás se van acercando mientras tocan y jalan sus miembros para ponerlos firmes. Tobago se aparta del hombre flaco y se va hacia el de su color y repite lo que hizo antes –coño que rico lo mamas, ven tú pa que te lo mame– decía el afrodescendiente.



Y asi fue, Tobago iba pasando de pene, se los introdcía en su boca hasta el fondo, unos le tomaban de la cabeza para que lo tragara completo, lo que hacía que tuviera arcadas que no le molestaba en lo absoluto. Pasaba de un hombre a otro y su mandíbula la sentía tensa y desencajada. Descansaba lamiendo los testículos. El Viejo aprovechó y lo levantó por la espalda hasta que sus nalgas quedaron frente a su miembro. Lo penetró; bastó apenas un leve empujón y aquel pene se deslizó como si entrara un cuchillo en la mantequilla.


Tobago estaba excitadísimo. Así como pasaba de mamar un pene, también cambiaba de persona que le diera por detrás. El cuarto se llenó de gente curiosa, habían como 20 personas viendo el espectáculo. En ocasiones tenía en su boca dos penes mientras un tercero jugaba atrás. Llegó el momento de que toda esa carga sexual, explotara y Tobago quería que ocurriera en su cara y en su boca. Tenía hambre, hoy quería sexo y lo tuvo con siete. Cuando estaba a punto de recibir toda ese semen colectivo, entró una persona que no iba a irse sin llevarse algo de ese regalito azabache.

sábado, 23 de marzo de 2013

SEXORAMA 11. Lo que facebook une, que no lo separe el hombre.


Hace unos meses conocí a un carajo por  Facebook. Más de 3 meses chateando con él y de vez en cuando hablando por teléfono. En diciembre, un cambio brusco en mi situación sentimental, -mi novia me dejó, simplemente me dejó-, cambiaron las conversaciones con mi ciberamigo.

Pasaron de las conversaciones rutinarias del día a cosas más profundas y dolorosas por lo que estaba pasando. Depresión, llanto, preguntas, consejos. Conversaciones largas con un buen amigo que también había pasado por esos problemas, pero ahora estaba felizmente casa con una extraordinaria mujer, -tiene 8 años de casados-.

Para salir del hueco donde estaba metido, decidí conocerlo en persona. Cuadré todo para viajar a su ciudad y pasar un fin de semana largo con ellos. Las llamadas telefónicas previas al viaje se tornaban cada vez más calientes. Tuvimos una conexión inmediata y él se soltó y me confesó que quería hacer el amor conmigo. Yo estaba en las mismas, deseaba un encuentro íntimo con él, a pesar de estar casado.

Llegué a la ciudad y en el aeropuerto me estaba esperando Rodrigo, mi ciberamigo.
–Mi David, ¿cómo estás? ¡¡¡Por fin nos conocemos en persona!!!– me dió beso en la bocaf rente a aquella multitud de gente que caminaba de un lado a otro, pero me gustó ese gesto.

Salimos de ahí a encontrarnos con otros amigos que también se quedarían en casa de Rodrigo. Ya en casa, nuestras miradas cómplices hubiesen podido delatarnos sino es porque había más gente alrededor y todos hablaban a la vez. Subimos hacia el cuarto que me correspondería usar durate esos días, y una vez dentro me abraó con fuerza y me dió un beso, fuerte, profundo, su lengua ocupaba mi boca y así estuvo varios segundos que fueron eternos y peligrosos.

Los días pasaron entre risas, anécdotas, cuentos, historias y mucho alcohol.  Las noches eran de escondernos para darnos unos besos o bajar nuestras manos a las entrepiernas de cada uno para sentir que la excitación nos invadía. El día antes de yo irme se fueron las otras dos personas. Quedamos en casa Rodrigo, Carolina y yo. La verdad que Carolina se portó de las mil maravillas con nosotros, ambos se desvivieron por atendernos.

Aquella madrugada, víspera para irme, fue el momento climax. 5:00am, me llega un sms: –Baja al estudio sin hacer ruido, te espero ahí–, me entró un susto en todo el cuerpo, abrí despacio la puerta, caminé por el pasillo y frente a mi, la habitación matrimonial…y adentro Carolina. Abajo Rodrigo me esperaba. Estábamos dispuestos a romper las reglas. Era hoy o nunca.

Llegué y estaba frente al monitor viendo una película porno. Gay. Me puse a su derecha y comenzó a acariciarme la espalda, me tomó por la cintura y me volteó quedando frente a frente, me bajó el boxer y mi pene quedó frente a su cara. Se lo introdujo en su boca y comenzó a recorrerme un escalofrío, era entre el susto de ser descubierto y lo tibio de su boca  recorriendo mi pene.
Se levantó, nos besamos y terminó de quitarme la ropa. Me agaché y commence a mamar su pene ya erecto, suave, grueso, un glande rosado y casi perfecto entró completamente en mi boca y volvía a salir, lo lamí por todos lados hasta que me alzó y me sentó en el sofá, levantó mis piernas y comenzó a chuparme el culo. Sentía los pelitos de su barba de dos días raspar suavemente mi piel, lo que hacía que me excitara más.

Me incorporé y volví a introducir su pene en mi boca, la ansiedad y el deseo se mezclaban esa noche. Pensar que podría llegar Carolina en ese momento en que teníamos sexo oral, me perturbaba pero me daba más morbo. Rodrigo metía sus dedos en mi culo mientras yo seguía jugando con su pene.

Comencé a masturbarme. Sus dedos en mi culo, mamando su pene y yo pajeándome me estaba volviendo loco. Sentí como él se estremecía, llegaba el momento de su descarga. Llegó, acabó dentro de mi boca. Su semen tibio y dulce inundó el espacio. Yo comenzaba a eyacular y tragué aquel líquido íntegro. Fue como una explosion de energía. Se me olvidó donde estaba y si Carolina nos estaba viendo, ya no me importaba nada.

Quedamos agitados pero complacidos. Tomó una toalla y limpió mi barriga quitando los restos de mi desahogo. Nos besamos nuevamente, tomamos agua y nos fuimos a acostar una rato más, cada quien en su cama.

Nos prometimos un encuentro más, pero esta vez con penetración incluída. Quedó pendiente.

miércoles, 20 de marzo de 2013

PECADO CAPITAL. Temporada 1: Pereza

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Dejó a su niña en su casa al mediodía de aquél sábado. Como cada vez que la dejaba en la puerta de su edificio, ella le practicó el sexo oral hasta hacerlo acabar y tragar su semen. Una rutina que a ambos le gustaba.



Catia cruzó el carro hacia la ventana del piloto y le dió un beso a Tabay, a unos cuantos metros de ahí, unas vecinas preocupada por la vida de los demás y ignorantes de lo que pasa en la suya, conversaban entre ellas, –Definitivamente esa niña se echo a perder desde que el papá se fue de esa casa, desde que nos enteramos que era rarito. Que vergüenza de niña y de familia y encima no le importa exhibirse con ese tipo que puede ser su papá–.



Esperó a que entrara al edificio para irse,–y pensar que en un rato tengo que regresar aquí–decía mientras cruzaba a una lado de las vecinas saludándolas cortezmente.



La joven entra a su casa y su madre como siempre en la sala esperándola.–¿Dónde estabas?– Pasé la noche con Falcón y su familia en su casa–mintió y su madre lo sabía pues inutos antes Falcón habló largamente con ella. –Esta noche viene la persona con la que estoy saliendo para que la conozcan, te voy a pedir que estes en casa y compartamos juntos, ¿Es mucho pedir?–Noooooo mamá aquí estaré en casa, pero ahora me voy a mi cuarto, me avisas cuando llegue el tipo–.



El Sol ya se ocultaba y África terminaba de limpiar la casa para cuando llegara su novio. Entró al cuarto de Macuto y como de costumbre tumbado en su cama y desnudo. –Mamaaaá ¿por qué no tocas entes de entrar como hace la gente educada?–¿No te has vestido todavía? Te dije que viene visita y te necesito en la mesa, por favor–Siii coño, que ladilla, todavía es temprano…–.



Bajó a la sala, -el apartamento es de dos niveles-, iba a la cocina a recoger unas cosas cuando suena el intercomunicador; –¿Quién?– ¿Soy yo mi amor, ábreme–.



Atacada, África le abre desde el intercomunicador.  Pero llegó demasiado temprano y no he hecho nada de comer, y ahora tengo una flojera de cocinar,-pensaba mientras iba a abrir la puerta-.

–Hola mi amor,¿cómo estás?–Bueno, jeje algo sorprendida no me esperaba que llegaras tan temprano, ni me he duchado–Es que me desocupé tempranode una reunion en la empresa, disculpa que no te llamé corazón– Se le acercó y le dió un apasionado beso que se prolongó varios segundos. –Guao, que beso tan delicioso– le dijo ella. –Dame unos minutos para ducharme y ya estoy contigo, no me diste chance de nada–Dale mi amor, yo te espero viendo la tele–.



A los segundos el novio sube las escaleras y ve la puerta de una habitación entreabierta, se asoma y ve a Macuto desnudo y boca abajo. Sus ojos se posaon en aquellas nalgas redondas, bien formadas y se veían duras. Blancas, sin un vello. Instintivamente llevó su mano a su entrepierna y apretó su pene que ya delataba una erección. Observó el cuarto, estaba minado de tantos clichés e íconos gay que no aguantó las ganas de tener ese cuerpo para él.



Se quitó despacio los zapatos y se quitó los pantalones junto con el interior. Macuto abrió los ojos y entre dormido y despierto no sabía si estaba soñando pero al ver aquel pene casi frente a él, le dijo –¿Qué haces ahí parado? Sube a mi cama–. Se montó en la cama y se arrodilló justo al frente de aquellas provocativas nalgas que a lo lejos lo llamaban y ahora estaban a centímetros de él. Las separó y casi sin pensarlo orinó en el interior de ellas. Macuto se mantuvo inmóvil, como si estuviera en un letargo.



Macuto, el hijo mayor de África. 25 años, desde que se graduó no ha conseguido –es lo que le dice a su madre- trabajo. Studio en la Universidad con Falcón que es uno de sus mejores amigos. Holgazán hasta el aburrimiento, no mueve un dedo en casa para nada, la mayor parte del tiempo se la pasa en su habitación, durmiendo, viendo televisión o en internet desde su laptop metido en su cama. Gay declarado pero no comparte con nadie, su sedentarismo lo está consumiendo. A pesar de eso tiene buen cuerpo, atlético y delgado.



Unos cuantos segundos expulsando aquel fluído, despertó el morbo del hombre, cuando iba a empezar a penetrar al muchacho escucha un grito de África –Ya voy a estar lista– Se bajó rapidamente de la cama, tomó una toalla que estaba en un mueble y se secó la entrepierna. Se vistió y bajó.



–Catia, ya llegó la visita, ¿ya estás lista?–Vooooy– Tabay abrió los ojos de la impression al escuchar aquel nombre -no puede ser que mi hembra sea la hija de África-. Bajó las escaleras sonriendo y le dijo –Mi amor, me dió flojera cocinar, y además llegaste rapidísimo, ¿será que pedimos pizza y comemos aquí? –Pero esta mujer siempre tiene flojera de todo, el hijo heredó la vaina y peor jejejeje- –No hay problema corazón-.



Su hija la menor iba bajando las escaleras, iba con una minifalda ajustada, maquillada para la noche y unos tacones de vertigo –Ahí viene mi hija, ven a Catia te presento a… –Tabay– ambas dijeron el nombre aunque Catia en su mente.



Tabay quedó en blanco al verla bajar, todo iba a una velocidad muy lenta, apenas se escuchaba algo, cada escalón eran cruzados segundos después -Qué Hermosa está mi hembra y es la hija de mi novia…- Catia ya sabía que Tabay, el hombre que le arrebató su virginidad, era el novio de su madre, pues esta ya había mencionado el nombre en otras oportunidades.



–Mucho gusto, Catia– le extendió la mano y él le devolvió el gesto no sin antes rascarle la palma con el dedo por unos segundos antes de soltarla, Catia se estremeció y sintió humedecer su entrepierna. Tabay sonrió como si supiera que eso exáctamente era lo que estaba pasando.


África fue a la cocina a servir unas copas con vino blanco para los cuatro. Macuto bajaba hacia la sala y también saludó a Tabay le dió la mano y luego lo abrazó, una vez juntos le dijo al oído –Tú me tienes que coger–. Se separaron. Catia lo escuchó, su rostro se arrugó, sintió celos.

sábado, 16 de marzo de 2013

SEXORAMA 11. Borracho no es gente.



El sonido de un camión se escuchó en la calle, me asomé por la ventana y lo vi. Al hombre más varonil y sexi de la familia, y el culpable de mis fantasías desde hace años, mi tío.

Tiene casi 50 años, macho hasta el morbo, velludo, fornido, canoso y una barba tipo candado. Siempre va con jeans apretados marcando aquel paquete grande y unas nalgas de infarto. Salí de la casa a saludarlo.

-Hola tío –le dije- -Hola David, sobrino, que grande estás, ya eres un hombre –me abrazó.

Mi tío me abrazó y el subí al cielo , despedía un olor a macho, entre el perfume y su calor corporal. Tenía en mente que ese día me iba a coger, pero no sabía cómo. Mi familia de por medio, era difícil, pero valía la pena intentarlo.

Comenzaron los preparativos para el almuerzo, destaparon una botella de whisky para animar la situación. Mi tío se sentó a conversar con mi papá y sus hermanos, y yo me senté frente a él para observer bien su entrepierna. El tiempo pasaba y no se me ocurría nada. Ya de noche la mayoría de la gente entre mujeres y hombres estaban borrachos y mi tío sin dar señales de algo…

Entré a mi habitación, saqué un bóxer para dormir. En ese momento se abrió la puerta del cuarto, me volteé y no lo podía creer, era mi tío, borracho y con un vaso de whisky y la otra mano en su paquete. Colocó el vaso en la mesita de noche y se desabrochó el pantalón. Yo tenía taquicardia y estaba temblando de los nervios. En un instante mi tío quedó desnudo de la cintura para abajo. Aquel pene grande y grueso estaba frente a mí. Me acerqué a él, me arrodillé y comencé a mamarle el guebo. Tomó nuevamente el vaso de whisky. Mis ojos se clavaban en aquel pene, tomó un sorbo de su bebida y la derramó en su guebo mientras yo seguía mamando. Estuvimos un rato en eso, hasta que me levanter y me volteé para que disfrutara ahora de mi culo. Escupió sobre su guebo y comenzó a penetrarme, me dolía un poco, pero el placer superaba el dolor. Sentí como me abría y allí comenzó la acción.

Tomó mis caderas y me atraía hacia él y me alejaba, haciendo que su pene entrara y saliera una y otra vez. Yo seguía temblando, no se si de placer o de los nervios viendo a ese macho cogiéndome. Comencé a masturbarme, pero el retiró mi mano de mi pene. -Hoy acabarás sin tocarte–. Mi corazón volvió a acelerarse.

Se detuvo un momento, sacó lentamente su pene hasta casi tenerlo todo afuera, y lo volvió a meter lentamente. Comenzó a moverse muy lento y profundo de forma circular, mientras yo gemía y me retorcía de placer. La cabeza de su pene tocaba mi mi próstata, comenzó a masajear y hacer presión, todo eso con una lentitud enloquecedora. Comenzó a salir de mi guebo la leche sin el mayor esfuerzo, sin tocarme, sin hacer nada, solo sentir ese vergón dentro de mí y mi culo lo sentía más abierto que nunca.
Mi tío se dió cuenta que había acabado y retiró el guebo y se puso frente a mi cara, se masturbó rápidamente y lanzó su leche en mi rostro. Comencé a pasarle la lengua por todo su glande, limpiando los restos de semen. Con su mano limpió de mi cara su leche y se la limpió con su lengua, se alejó de mí, se vistió, agarró su vaso y salió. Me dejó en el medio de la habitación, desorientado y preguntándome si eso acababa de ocurrir en realidad.

miércoles, 13 de marzo de 2013

PECADO CAPITAL. Temporada 1: Lujuria

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–Tú eres el novio de Catia, cosa que no entiendo, eres mucho mayor que ella– seguía hablando intentando coordinar las palabras


Falcón tiene 25 años y está terminando la carrera de administración y trabaja en una empresa de alimentos, vive solo en un anexo que su familia le ayuda a pagar mientras siga estudiando. Conoció a Catia hace unos meses en una fiesta. Desde hace 2 meses son novios. A pesar que ambas familias no aprueban ese noviazgo por ser ella menor, ambos continúan juntos.

–Quiero mucho a Catia y sé que es menor de edad, pero desde que la conozco la he respetado, no hemos tenido relaciones, no le voy a negar que hemos estado a punto de cruzar esa línea pero nos hemos contenido –mintió–Pero hoy estoy aquí no por ella…estoy enamorado de ti África.



Paralizada y con la borrachera a punto de esfumarse, no salía de su asombro y vino el beso. Puso ambas manos en su cara y acercó su boca a la de ella. Ambos respondieron al beso, donde hubo contacto de sus lenguas, un beso suave pero profundo que duró varios segundos hasta que áfrica reaccionó.



–Esto no puede ser Falcón, puedes ser mi hijo– todavía sorprendida lo apartó. –Pero no lo soy– y la volvió a besar, esta vez la tumbó en el sofá y ella se dejó llevar, más por los efectos del alcohol que por lo que pudiera sentir por él.



Minutos más tarde Macuto sale de su cuarto para buscar un vaso con agua, se aparece en la sala en interiores con una erección sin percatarse que en el sofá de la sala su madre esta haciendo el amor con su mejor amigo. Al regresar con el vaso escucho unos gemidos y se acerca a la sala que está a media luz.

 Se sienta en el sofa pequeño viendo como a su madre está siendo penetrada hasta ese momento por un desconocido. Enciende la lampara de pie de la sala y ambos brincan del susto.



–Coño de la madre…¡mi pana del alma se está follando a mi mamá! ¿Qué vaina es está?– Falcón medio desnudo se incorpora y África se baja la falda sin colocarse su prenda íntima.



***

La noche apenas comenzaba para Catia que estaba en la discoteca de moda que la llevó Tabay.



Tabay, 45 años, millonario de cuna, hace 5 años fallecieron sus padres en un accidente aéreo cuando viajaban a una isla. Tiene 2 hermanos que viven fuera del país, en Europa. Las empresas familiares son heredadas por Tabay una vez que su hermanos se desentienden de todo. Tiene su vida hecha y acomodad en otra tierras.



Además de ser el dueño/director del colegio donde estudia Catia, tiene un banco, una discoteca, una clínica, una importadora de licores y el negocio que más le genera entrada de dólares: el narcotráfico. Es adicto al sexo en todas sus vertientes, es insaciable y le gustan siempre jóvenes. Ambicioso, poderoso y enfermo, un coctel que puede explotar en cualquier momento.



Catia bailaba en la pista con su amante, ambos bebían y se besaban apasionadamente. Tabay tenía la urgencia de un poco de polvo blanco y se llevó a Catia a su oficina. 2 rayas corrieron por su nariz y le dió a ella otra, aunque no quería él la obligó. Cuando ya estaba volando por las nubes cargó a Catia y la amarró a un columpio de cuero y cadenas. Sus muñecas y tobillos quedaron sujetos a las cadenas. Su jóven y ya no virgen vagina estaba expuesta para recibir el placer que a ella tanto le gustaba. –Vengan, ya la tengo lista–Llamó a un amigo, que a su vez se trajo a dos más. Los tres se encontraban en la discoteca.



–¿Quién le da pela primero?–

–Yo, que me tengo que ir que mi mujer me espera– dijo uno de ellos, mientras Tabay se fue hacia la cabeza de Catia, que estaba sonreída sin saber lo que le esperaba. Echó su cabeza hacia atrás e introdujo su miembro en la boca de Catia, ella comenzó a lamer y succionarlo. El primer amigo la penetraba suavemente, estaba nervioso, era la primera vez que tenía sexo con una menor de edad.–Dale duro papá que la carajita aguanta– A pesar de la advertencia, el amigo no le hizo caso. Los otros dos se masturbaban mientras esperaban su turno.



–Sácalo y ponte a que te lo mame, te voy a a decir como es que hay que cogérsela– Se intercambiaron. Tabay se puso violento y la penetró sin contemplación. Catia gemía entre dolor y placer, estaba riendo, pero sentía dolor. –Así es que tienes quedarle coño, esta perrita aguanta, ahora dale tú– señaló a otro del fondo. Su miembro estaba sobre el promedio de los demás y más grueso, eso no lo detuvo a la hora de penetrarla también con bastante violencia.



Catia gemía y gritaba pero entre la música y lo lejana que estaba la oficina de el resto de la discoteca, no podían escucharla. Luego de rotarse un par de veces cada uno, liberaron sus fluidos sobre su vientre, otros en su rostro, algo que disfrutó Catia.



***

África, con la culpa en su cuerpo y en su cara corrió, a su cuarto y se encerró. Entró a la ducha, abrió las llaves y se sentó en el piso sintiendo como se iba empapandoy aún vestida.



Macuto estaba nuevamente echado en su cama desnudo. Falcón entró para hablar con él. –No papá que flojera, ahora no quiero hablar, déjame dormir. A mi no me molesta que se cojan a mi mamá, porque desde que mi papá le confesó que era gay no ha hecho nada con nadie– Eso creía Macuto–pero que mi pana te la cojas en mi propia casa, veeerga te pasaste 7 pueblos cabrón, además eres novio de mi hermanita. Ni yo he tirado en esta casa–mintió–con eso te digo todo, ahora vete–. Falcón no dijo más nada y se fue de la casa.



***

Sólo quedaba en la oficina uno de los amigos, Tabay y Catia que aún permanecía colgada y siendo penetrada por Tabay, segundos después acabó en el interior de ella. La descolgó, la cargo y se la llevó a una habitación más cómoda donde había un amplio baño y una cama King, ahí la recostó. Se acercó al oído de Catia –Descansa mi amor, estuviste genial, te quiero–le dió un beso en los labios.



–Bueno mi pana, ya es hora de que te vayas, me voy a dormir–le dijo al tipo que se quedó de ultimo. –¿Y me vas a dejar liso?–protestó. – Ah ¿Tú quieres pelea?– Le bajó el pantalón y lo tiró a la cama,–ponte en cuatro maricón–πosó sus manos en las nalgas del hombre y las abrió, dejando al descubierto un trasero velludo. Lo penetró, sin aviso.–¡Coño, me duele! Ponte condón–Le reclamó. –Cállate y aguanta– Una vez que lo penetró, lo agarró del cabello y comenzó a embestirlo con fuerza, que hizo despertar a Catia. –Duerme caraita que luego voy contigo– dijo mientras con furia y gruñendo penetraba a su amigo. Retiró su miembro del ano y derramó su semene entre las nalgas.–Vamos, vístete y te vas–le dijo mientras le daba una fuerte nalgada.


–¿Me puedo lavar por lo menos?–le volvió a reclamar. –No papá, lárgate que quiero dormir, me tengo que coger a mi hembra–.

sábado, 9 de marzo de 2013

SEXORAMA 11. Los primos están para eso.


De vacaciones en la finca de mi familia, ya estaba con ganas de sexo de una vez. Bajo mi boxer estaba mi pene a punto de reventar. Me encontraba en un cuarto grande de la finca, la habitación estaba llena de sacos de dormir, esa era la habitación de los jóvenes. Primos de todas las edades tendidos en el suelo en el más profundo sueño. Y yo preguntándome que iba a hacer… Quería aunque sea masturbarme. Pero la incomodidad de ese saco de dormir no ayudaba mucho. Tenía que atravesar la habitación para así poder llegar al baño y pajearme allí.
Me levanté decidido, antes de que me arrepintiera, y a tientas, con la poca visibilidad que había, crucé el piso lleno de cuerpos dormidos. Tomé la manilla de la puerta y la empujé con cuidado, un chirrido muy sonoro salió de las bisagras resecas de la puerta de madera. En el pasillo había una luz tenue, hasta el baño, ubicado al final del pasillo a la derecha.

Al llegar al baño ví que estaba ocupado. –Maldita sea –pensé en ese momento. Se abrió la puerta del baño y salió uno de mis primos. Amante del gimnasio, macho, con cabello rapado y una mirada pícara. Su torso desnudo me hizo tragar grueso. Desde el ombligo bajaba una línea de vellos hasta ahí abajo DIOS. En el short corto que llevaba mi primo se marcaba un bulto, mi cara se enrojeció y comencé a sentir calor. Me mordí ellabio inferior. Mi primo se tocó el paquete. Asumí que quería tema.

Me acerqué y de una entramos los dos entráramos al baño. –Espera, calma –dijo poniendo una mano en mi pecho- Te aviso que yo no beso. -Y quién te dijo que iba a besarte -¿Ah no? Y entonces, que ibas a hacer?

Me arrodillé frente a su guebo parado. De un tirón le bajé el short y en mi cara apareció un trozo de al menos 22 cms. Lo metí en mi boca, apenas me cabía. Con mi mano derecha tomé el guebo firmemente, mientras mi boca babeaba. Él cerró la puerta y con sus dos manos tomó mi cabeza y comenzó a empujarme.

Dejé de mamarlo y comencé a chupar sus bolas. Mordía suavemente su escroto. Subí mi mirada sin dejar de mamar, con mi mano libre comenzaba a pajearme. Estaba en extremo excitado.

Seguimos así por un rato, hasta que decidí que era el momento de ir más allá.-Necesito que me cojas, pero ¡YA!–

Mi primo reaccionó tomándome por las caderas y me montó en el lavamanos, abrí y levanté mis piernas para que me tuviera a punto para penetrarme. Sin vacilar me penetró. Un gemido salió de mi garganta. Me lo metió hasta el fondo, su estómago tocó mi culo. Me agarró las piernas y me jaló hacia él. Allí comenzó a darme duro y yo a disfrutar. Comencé a gemir, no me importaba que alguien pudiese oírnos, pero todos dormían y estábamos lejos de las habitaciones. Él si estaba incómodo con la situación, se acercó a mi boca y me besó salvajemente.

-¿Tú y que no besabas?no besabas” –le susurré. -Estás haciendo mucho ruido –

Su ritmo se intensificó. y eso me excitó más. -¡Para, para! –le dije-¿Qué pasa?  Saqué su pene de mi culo y me bajé.
-Acuéstate en el piso -le dije- Me senté sobre su guebo y me lo metí de una sentada, él solo puso los ojos en blanco y de su boca salió un “uuuf”. Comencé a cabalgar. Subía y bajaba a toda velocidad, mientras me inclinaba hacia él para besarlo. Sus manos se ubicaron en mis nalgas. Ya sentía que me venía así que me agarré el guebo y commence a darme, solo bastó tres o cuatro sacudidas y derramé la leche sobre el pecho del primo, fue intenso. Él me embistió un par de veces más para luego derramar su semen dentro de mí. Terminamos agotados, sudados y jadeando. Estuvimos unos minutos tirados en el piso, luego me levanté, me puse el boxer y salí del baño. Lo dejé dormido en el piso.

miércoles, 6 de marzo de 2013

PECADO CAPITAL. Temporada 1: Ira.

 

Estacionó su carro frente al edificio donde dejaría a su acompañante.  Antes de despedir a su compañera, Tabay, el conductor, tenía su pantalón e interior a mitad de muslo dejando al descubierto su miembro totalmente erecto esperando ser probado por unos dulces 16.


–No te vas a ir sin mamarme el guevo carajita, no me vas a dejar así…– La tomó por la cola de caballo hasta acercarla a su pene. Catia abrió su boca para introducirlo completamente. Ocupaba todo su interior, sus labios bordeaban aquel cuerpo esponjoso y venoso. Mientras él introducía sus dedos en la entrepierna juvenil que unas horas antes dejó de ser virgen.



Con suaves movimientos de arriba hacia abajo, cubría de saliva aquellos 17 centímetros que exploraban su cavidad bucal. Tabay la tomó con fuerza de la cabeza y empujó hacia abajo para penetrarla profundamente. –Trágala toda coño, vamos– A pesar de las arcadas que le producían la presión del pene dentro de su boca, ella aprovechó y tomó en sus manos los enormes testículos y clavó suavemente las uñas en su escroto, él no la soltaba, pero esa sensación hizo que el clímax se apoderara del entorno.



La boca de Catia se inundó de su semen que hasta ese día era ajeno dentro de ella. Tragó. Lo único que pudo hacer antes que él la soltara. Se alejó de su miembro y un último disparo de placer terminó en su labio superior.


–Coño que rico lo mamas carajita…ya eres una experta–.  Tabay se acomodó el pantalón, Catia se arregló la cola y la blusa; salió del carro. Cruzó dando traspiés, hacia la ventanilla del piloto, sus excesos de alcohol y drogas se notaban en su andar. Se agachó para darle un beso a su chofer.


–Quieta bebe, espera que te quito esto– pasó su pulgar por el labio de Catia para quitarle el rastro de sexo que aún quedaba en ella, se limpió el dedo con su boca y ahora sí la besó para cerrar la tarde con el fin de la inocencia.


Frente a la puerta del apartamento, Catia sacó las llaves y sin saber muy bien cual usar para poder entrar, se puso a adivinar hasta que alguien detrás de la puerta la abre de manera intempestiva.


África, la madre de Catia, la ve de arriba a abajo sorprendida por su aspecto. –¿Dónde estabas tú?, te estoy esperando desde el mediodía, tienes el celular apagado y además ¡vienes borracha!–. África la toma fuerte del brazo derecho y la jala hacia dentro. Catia tropieza con el sofá que le detiene la caída.


–Ay mamá no empieces con tus sermones de mierda, salí con mis amigos después del colegio y nos tomamos unas cervezas más nada. Deja el drama–. La mano de su madre se levanta y va directo con toda su fuerza a la mejilla de su pequeña hija. Esta vez cae al suelo, su falda se levanta por arriba de su vientre y se descubre desnuda; su ropa interior quedó abandonada en aquel lujoso carro que la trajo hasta su casa.

Catia se levanta y encara a su madre agarrándola por el cuello, sus ojos inyectados de furia la ven fijamente a los ojos. –Que sea la última vez que me golpeas maldita, porque te meto presa–. –A MI NO ME AMENACES SOY TU MADRE, Y MIENTRAS ESTES EN ESTA CASA Y SEAS MENOR DE EDAD ME VAS A OBEDECER ASI SEA A GOLPES–. Su hija la empuja con fuerza pero en su estado no logra moverla de donde está. –No me grites, histérica, por eso es que mi papá se metió a marico, porque no te aguantaba, le va mejor con un macho, ni pa retener a un hombre con sexo puedes, frígida–.



Otra cachetada cruzó la cara de Catia, esta vez la devolvió y se fue a su cuarto. África le ordenó que se quedara en su cuarto sin salir. –Castigada–Ay púdrete– fue lo único que escuchó de su hija.

Sola en la sala decide ir al cuarto de su hijo simplemente para recibir algo de cariño y apoyo. –Macuto, ¿estas despierto? Necesito hablarte–Tengo sueño mamá, hablamos luego, sal de mi cuarto que estoy desnudo–. Africa con lágrimas en los ojos regresa a la sala, se sirve una copa de vino y se sienta en el sofá.



Luego de par de horas y una botella de vino vacía, aparece Catia vestida para salir a comerse la noche. –Te recuerdo que estas castigada– le dice la madre con el vino hacienda estragos en su cabeza. – Tu castigo me sabe a mierda borracha, será mañana sábado que comienza el castigo si acaso, me vino a buscar Falcón voy a salir, me voy a quedar en su casa así que no me esperes, no tengo batería chao–.



Tras unos minutos peleando con el sacacorcho, abre otra botella y se sirve una copa llena. Suena el timbre. Observa por el ojo mágico. Es Falcón, África sorprendida la bre la puerta. –Cariño…– su lengua se enreda para hablar pero continúa. –Catia está abajo en PB esperándote, ¿qué haces aquí?–.


–Buenas noches señora África, ¿Catia? Pero si yo no quedé en verme con ella, me dijo que estaba montando una exposición del colegio–. –Corazón ella me dijo que se iba a ver contigo– le puso su mano en la mejilla. –No entiendo que haces aquí–.


–Yo no vine por ella señora África, vine a verla a usted–Le devolvió el gesto pasando su mano por la mejilla.

sábado, 2 de marzo de 2013

SEXORAMA 11. Fui a tomarme un café negro y me lo terminé tomando con leche.



Iba en el metro rumbo al trabajo, iba mirándole el paquete a un rubio que estaba a un par de metros, cuando de pronto el sonido del whatsapp me hizo volver a la realidad. El mensaje era de uno de mis compañeros de trabajo.

- ¿Un café? – decía el mensaje.

Todavía había chance antes del horario de trabajo. -Llego en 5 minutos – contesté.

Me llegó otro mensaje -Es que necesito un rato de relax – escribió mi compañero.

Mi mente voló. –Ya quisiera yo darle un momento de relax a este pana-

Llegué a la cafetería y me dirigí hacia la barra, mi compañero estaba al fondo sentado ya en una mesa. Pedí mi café y me dirigí a la mesa.

-Buenos días – dije. -Buenas – contestó – tenía que tomarme otro café antes de entrar a ese infierno de oficina. Al menos para entrar relajado. -Pues el café excita – dije – o eso es lo que dicen los médicos.

-  Bueno, es una forma de hablar, me refiero al hecho de venir aquí a la cafetería, tomarme el cafecito charlando contigo, pasar un rato agradable.

Mi mente sucia veía dobles sentidos en todas las palabras. Arturo, mi compañero no es un especialmente atractivo pero tiene algo que despierta morbo. Está casado y tiene un hijo. Moreno, delgado, 1,70, 41 años, va bien vestido pero informal y conversador y con muchos menos alboroto que los habituales heteros que me rodean.

- Además, no sólo por la oficina – continuó hablando – es que en la noche la pasé fatal. Justo me meto en la cama y le empiezo a meter mano a mi esposa y cuando ya la tenía a punto para cogérmela… el niño comienza a llorar.

- Coño que cagada – le dije - ¿qué le pasaba? -Había vomitado la cena. Debió sentarle mal. Le cambié las sábanas, lo limpié y mi esposa lo durmió. Cuando volvimos a la cama, ni mamada, ni tirada, ni nada.

- Osea que quedaste cargado con cojonera jajajaja.

- ¿Tú has oído lo de “tiras menos que un casado”? Pues lo certifico – dijo.

- Tú no necesitas café, tu necesitas es amor.

-¡Lo que quiero es tirar coño! – dijo y nos reímos. Se puso la mano en el paquete y lo apretó con fuerza.

-¿Vamos subiendo a la oficina? – pregunté -Espera que me estoy meando – dijo – voy al baño.

Se levantó y dio un par de pasos, se dio media vuelta y preguntó:

–¿Me acompañas al baño? Sin pensarlo mucho le dije que sí y bajamos, queda en un sótano

Bajé tras él y cuando entramos me quedé paralizado. En lugar urinarios, había un meadero corrido. Una placa de acero por la que bajaba agua, solo cabían ahí dos personas. No era difícil verle el guebo al tipo que se te pusiera al lado a mear.

Arturo se desabrochó el cinturón y se bajó el cierre. Es de los carajos que pa’ mear se bajan medio pantalón, lo cual me pone a cien. Pero más morbo me dio ver como se sacaba el guebo y empezaba a mear contra el acero.

- ¿No vas a orinar?-me dijo

Me saqué el guebo y comence a orinar al lado de él. Arturo no se cortaba, miraba mi guebo y el suyo. Terminó de mear y se dio un par de sacudidas para quitarse las últimas gotas. Noté que lo tenía grueso.

-Qué divino es sacudírselo – dijo – y se me pone dura la verga. Vamos a llegar bien relajados al trabajo, vamos a hacernos una buena paja.

Se acercó a mí y me agarró el paquete, yo me había guardado el guebo, pero él volvió a bajarme el cierre, metió la mano y me lo sacó. Por su cara parecía que aquello le encantaba, yo me dejé llevar.
Empezó a masturbarme y mi guebo no tardó en pararse. Yo agarré el suyo e hice lo mismo. Ambos soltábamos algún gemido cada vez que tocábamos el glande de cada uno. Arturo notó que a mi guebo le faltaba lubricación y se escupió la mano que restregó sobre mi guebo. Si seguía dándole no podría aguantar mucho más. Sentí que mis bolas explotaban y expulsé varios chorros de leche que fueron a parar al acero de la pared. Cuando acabé solté el guebo de Arturo que todavía no se había corridor. Se agarró el guebo y comenzó a masturbarse, pero no me iba a perder ese guebo en mi boca asi que me arrodillé y le aparté sus manos, lo agarré por la base y me lo metí. Mi lengua recorrió todo su tallo y saboreé sus flujos. Terminé de bajarle los pantalones y el interior y le agarré bolas peludas acariciándolas mientras mi lengua recorría de arriba abajo. Le subí la camisa y acaricié los vellos del ombligo. Pasé mis manos hacia sus nalgas y empecé a moverlo hacia mi, este carajo lo que necesitaba era una buena mamada y la disfrutaba pues gemía con gusto. Él puso sus manos sobre mi cabeza y empujaba para que me entrara todo. Arturo intentó sacar el guebo de mi boca pero no lo dejé y toda su leche fue a parar a mi garganta. Me inundó la boca, se notaba que llevaba tiempo sin tirar ni pajearse. Me lo tragué todo. Miré su cara y se reflejaba satisfacción. Nos abrochamos los pantalones, nos lavamos las manos y pusimos rumbo a la oficina no sin antes darme un beso en la boca y decirme: –Estoy hay que repetirlo–.