miércoles, 23 de diciembre de 2015

SEXORAMA: Alta tensión.

Miércoles 5:50 pm. El metro, como todos los días, es un caos y apenas a esa hora estoy llegado a la estación Bellas Artes. Toca salir del bululú de gente e iniciar mi recorrido hacia el principal teatro de la capital.
6:00 pm. Llegada al teatro, estoy sobre la hora y necesito estar listo para mis ensayos. Me dirijo rápidamente al baño, el cual no es el lugar más cómodo para cambiarse; pero es de lo poco disponible en esa etapa del recinto.
Me coloco en un espacio a un lado de los urinarios, el lugar está sólo y a pesar de lo público, puedo cambiarme con cierta "privacidad".

Me quito la camisa, zapatos y medias -el pantalón que vestía ese día podía ser usado para mi actividad-. Justo en ese momento, cuando estaba con mi torso al descubierto, entra él. Era inevitable no encontrarnos las miradas. Yo estaba solo, pendiente de que alguien entrara. Él, buscaba con la mirada a cuál urinario dirigirse.

Comienza a orinar, lo hacía de manera lenta. Intuyo que haciendo tiempo para seguir allí observándome, porque sí, noté cómo de reojo ya me miraba.

Yo continúo cambiándome mientras lo observaba e intercambiábamos miradas. Termina su faena y se dirige al lavamanos, no sin antes lanzarme una última mirada, como invitándome a seguirlo.

Se detiene frente al espejo, yo me reincorporo y me paro frente al urinario. Realmente no tenía ganas, lo que necesitaba era sacar mi miembro de mis pantalones. Estaba que explotaba y no podía aguantar más. Necesitaba salir.

Comienzo a fingir que orinaba; aunque lo que expulsaba era una mezcla de orine y líquido seminal, casi como una fuente, apuntando al cielo.
Sacudo el pene, como una forma de eliminar el exceso del poco líquido que pudo salir, pero también como una manera de decirle con gestos "mira lo que tengo entre mis manos, ¿te gusta?".

Él continuaba observándome a través del espejo, mientras yo observaba cada uno de sus movimientos por medio de la silueta que se reflejaba en las baldosas de la pared.
Cuando me voy a voltear para dejar al descubierto mi pene y regalarle la mejor perspectiva que pudiera tener, escucho que alguien se acerca.
Cada cual se acomodó de la manera más disimulada a terminar las actividades que cada uno hacía. El tercero entra al baño sin notar nada sospechoso.

Me guardo al amigo, cierro la cremallera y me dirijo al lavamanos. Lo miro directamente a los ojos mientras me acomodo el paquete por encima del pantalón. Salgo del baño y me quedo afuera del mismo, acomodando el calzado que venía de cambiarme.

Seguidamente sale él también, me mira y sigue su camino. Lo persigo con la mirada y rápidamente noto que se dirige hacia la misma zona por donde yo tendría mis ensayos. Observo la hora, han transcurrido 10 minutos desde que inició el intercambio de emociones, 10 minutos donde la adrenalina y la tensión me pusieron a mil. El morbo de saberte observado por un extraño, la adrenalina de imaginar que algo más allá de las miradas pudiera pasar en ese baño, que alguien más llegara y nos descubriera...
Camino hacia el salón donde ya habían iniciado los ensayos, la música de fondo me lo confirmaba, no sin antes descubrir que en las oficinas adyacentes se encontraba él, sentado de espaldas. Me hice notar al pasar, volteó y nuevamente lo miré a los ojos y me agarré el paquete. Seguí de largo y entré al salón.

A pesar de que ese día no hubo contacto físico, nos comunicamos a través de las miradas. Descubrí que esta historia que estoy contando, no terminó allí. Ese día supe que esta historia tendría una segunda parte, pues los personajes tendrán muchas más noches de miércoles y jueves, para encontrarse en los baños públicos de este reconocido teatro caraqueño.


Relato cedido gentilmente por: D.R.

jueves, 17 de diciembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS. Susana en su laberinto. #FrançoisSomosTodos


Un horario infame para ir al psicólogo es a las 7 de la mañana, pero es la hora que puedo si quiero que sea el miércoles. No me queda más remedio.

Lo primero que me dijo la Psicóloga luego de contarle como es mi vida: –Tú eres un satírico, no puedes vivir sin sexo y de ahí parten todos los proplemas que tienes en tu entorno, vamos a atacar primero ese punto, partimos de ahí para resolver el resto–.
O sea la tipa pretende bajarme la dosis de sexo. Esto debe ser como dejar de fumar, tiene que ser paulatinamente. La verdad es que sí, el sexo me ha traído problemas. Cuando le dije que casi tenía sexo con un muerto al lado luego que el sicario que me secuestró y me cogió le pegó un tiro en la frente me dijo:  –Me imagino que fuiste a la policía a denunciarlo–.
Le tuve que decir que presencié como lo mataban desde mi ventana. Ya ahí la Psicóloga quedó trastocada y me dijo que seguiríamos en la siguiente consulta. En fin.


Satírico, me gusta eso y gracias a eso me pasa lo que me pasa.
Estando en la empresa dando clases luego de mi consulta, a la recepción llega una mujer preguntando por mi –Lo que les voy a decir lo supe por la recepcionista que me echó el cuento luego de la visita.

–Buenos días, estoy buscando al señor François.
–En estos momentos está aquí en la sala de juntas dando clases de inglés a un grupo de personas, saldrá en unos 50 minutos.
–¿Lo puedo esperar aquí?
–Si como no, ¿ quiere un café?
–Negro por favor y sin azúcar.

La mujer se levanta de la silla y se va directo a la sala de juntas, y sin tocar abre la puerta.
–¡SEÑORA, SEÑORA!

–¿El señor François?
–Si, soy yo, ¿quién es usted? –Guillermo se levanta de su silla pero la mujer empieza a gritar.
ASI QUE TÚ ERES EL MARICÓN QUE SE TIRA A MI ESPOSO, YO TE VOY A ENSEÑAR A RESPETAR AL HOMBRE AJENO – La mujer se me fue encima, yo ni quería tocarla no vaya a ser que me metiera en problemas y bueno, recibí rasguños, carterazos, cachetadas, hasta que una mujer y Guillermo –el esposo ajeno– me la quitaron de encima.

GUILLERMO ES MI ESPOSO Y NO ES MARICO, AQUÍ EL MARICÓN ERES TÚ. VE A TIRARTE A LOS DESVIADOS COMO TÚ.
Mientras la loca gritaba yo me arreglaba el cabello y el saco, Guillermo como pudo la sacó de la sala pero ya había llegado el presidente de la empresa.

–Catalina, cálmate, ¿para que viniste? Me vas a meter en problemas. Ya tú y yo hablamos.
–PROBLEMAS VA A TENER EL ENFERMO ESE COMO VUELVA A ACERCARSE A TI, YA NO VAS A RECIBIR CLASES DE INGLÉS, COMO YO ME ENTERE TE CAIGO A COÑAZOS.
–Catalina, por favor sal de aquí, me van a botar por tu culpa.
–QUE TE BOTEN, QUE TE BOTEN ATREVANSE A BOTARLO, AL QUE DEBERIÁN DE BOTAR  ES AL MARICÓN ESE QUE VA TIRÁNDOSE A HOMBRES POR AHÍ.

Guillermo la sacó de la oficina y el presidente lo llamó  a su despacho. Luego de hablar por un buen rato, lo botó de la empresa sin derecho a pataleo. Luego me llamaron a mi para preguntarme que había pasado, yo fingí demencia y dije que no sabía quien era esa mujer y menos de lo que hablaba, el trato que yo tengo con los empleados de esta empresa es simplemente profesor/alumno, más nada. Me libré de ser despedido.

La clase de inglés se suspendió por ese día. Me fui a la oficina de Guillermo, que estaba rojo de la rabia –o de la vergüenza–recogiendo sus cosas. Lo ayudé a embalar pero no a bajar el par de cajas, la esposa pudiera estar por ahí al acecho.

Al día siguiente me levanté con mucho sueño, no había dormido casi pensando en Guillermo y en la loca de su mujer. Me sentía culpable por lo que había pasado ¿Culpable por qué? No sé, pero me sentía mal. Me fui al colegio a dar clases y en la  tarde con los gemelos –Me hace bien estar con ellos, la paso genial,  son unos carajitos pero me hacen reir…y excitarme…pero hoy no va a ocurrir nada, tengo que controlarme–eso me lo repetía por todo el trayecto a casa de los gemelos.

–Chicos voy a estar con el señor Ramirez revisando el jacuzzi. –Susana y sus técnicos sexuales, ella seguía sin hablarme.
–Bueno muchachos comencemos por revisar las tareas.–Lo primero que empezamos a hacer luego del café con leche que me invitaron.
Después de revisar sus tareas y corregirle un par de errores en las fórmulas, Caín me dijo algo que me emocionó, los chicos me quieren, me tiene estima y afecto.

–François –Ya no me dicen profe– Abel y yo estábamos pensando en que tú nos pudieras sacar a pasear por ahí, conocer sitios, parques, locales, no sé.
–¿Y ustedes no salen con sus amigos o su papá no los saca?
–Si, pero no es lo mismo, nos encanta estar contigo –epa no hablamos de sexo– Dijo Abel interrumpiendo a su hermano. Queremos que tú nos lleves y nos cuentes vainas, cosas de tu vida, nos muestres la ciudad, ir a la playa, hasta ver las clases en otro sitio.
–Mmmm bueno, bueno, me encanta la idea chicos pero recuerden que ustedes son menores de edad y además, tienen que pedirle permiso a sus padres a ver si pueden salir conmigo.
–Nosotros nos encargamos de eso, tranquilo.
Los 3 quedamos de acuerdo con el trato así que ellos hablarían con su papá a ver que les decía.  Nos volvimos a enfocar en las clases.

Un rato después, ambos estaban bostezando y me pegaron el bostezo. Les propuse una pausa con un café.
–François te tenemos una sorpresa, ve a buscarla Abel. –Le dijo Caín.
–Mosca, nada de tiradera mira que no puedo, la psicóloga no me lo permite.
Abel se apareció con un guevo de goma como de 40 cms y de dos cabezas. –para que ustedes dos se lo metan mientras me maman el guevo–. Estos carajitos no paran de inventar, me mostraron eso y las palabras de la psicóloga las oía en mi cabeza como cuando habla la profesora de Charlie Brown. Me contaron que fueron a un sexshop y  así como si nada compraron el juguetico pagándolo en efectivo.

Nos fuimos al cuarto de servicio, cerrando la puerta con llave. Nos desnudamos y comencé a besar a Abel, se acercó Caín con el juguete, me besó mientras me echaba lubricante y empezó a introducir los 40 cms de goma. Abel se puso detrás de mi dándome la espalda para que su hermano le introdujera la otra punta. Ahí estábamos Abel y yo a ver quien tragaba más mientras  Caín nos ponía a mamar.
Llegó un momento que nuestras nalgas chocaron. Teníamos 20 cms adentro cada uno y el grosor de aquello no era normal, comenzamos a separarnos hasta sacarlo todo pero Caín lo volvió a meter un extremo en cada culo y volvíamos a mamar.
Mientras nos movíamos para sentir como entraba, Caín se masturbaba entre nosotros 2 para que la leche cayera en el dildo y que entrara en nuestros culos. Abel y yo aún ensartados comenzamos a masturbarnos mientras seguíamos moviéndonos.

No puedo explicar la cantidad de semen que salió de mi guevo, no sé si por excitación o por falta de sexo –lo dudo– pero salieron cantidades de chorros. Nos duchamos los 3 y salimos del cuarto rumbo a la sala. Susana seguía encerrada.

–¿Ustedes por qué no hablan con su papá y le dicen lo que hace esta tipa?
–No nos va a creer, está enamoradísimo de esta perra y ella nos dijo que si le decíamos algo le contaba a mi papá que éramos gais y con ese tema él es rudo, no quiere ni que se le acerque un marico porque lo mata a coñazos, así nos ha dicho.
–¿Y si lo llamo yo y le digo que su esposa está en casa con un hombre?
–Mmmmm mala idea no es pero tienes que sonar convincente. Dile que está con el técnico del jacuzzi.
Llamé al papá para decirle que era confiable la noticia que le daba, que su mujer llevaba horas encerrada en el cuarto con el técnico del jacuzzi, pero que todas las semanas venía un técnico distinto. –<<Si se apura, los consigue en su propia cama señor>>. –<<Aja, pero no me ha dicho su nombre ¿quién coño es usted?>> -Colgué la llamada.

25 minutos después sonaba la puerta de entrada.
–Hola hijos –Se les acercó y le dio un beso a ambos en la cabeza, a mi me dio la mano
–¿Qué haces aquí tan temprano papá?
–¿Dónde está Susana?
–En su cuarto con el técnico del jacuzzi.
Subió las escaleras de dos en dos, un hombre ágil  y tiene 55 años. Entró y se escuchó un grito.
 –¿QUIÉN COÑO TE CREES MALDITA PERRA PARA ENGAÑARME Y EN MI PROPIA CASA Y CAMA AH? NIÑOS Y PROFESOR SUBAN PARA QUE SEAN TESTIGOS DE ESTO –Subimos y vimos a los dos desnudos tapándose, al ver eso nos dijo que saliéramos. Se escuchó un ruido, pensamos que le habría dado un golpe. –¿QUÉ? ¿ESTO ES LO QUE HACES TODOS LOS DIAS AQUÍ MIENTRAS NO ESTOY? TE MANTENGO PARA QUE ME MONTES CACHOS CON QUIEN SABE QUE TIPOS QUE METES EN MIII CASA PUTA –Otro ruido. –por las escaleras bajaba el “técnico” desnudo, sólo con el interior puesto.

–Su papá le está pegando y duro a su mamá, suban. –Salió del apartamento.
–No suban esperen,.
–DEJAME QUE TE EXPLIQUE MI AMOR.
-¿QUÉ ME VAS A EXPLICAR ZORRA? ¿CÓMO ES QUE LOS CONSIGUES Y TE LOS TRAES?-Un golpe más fuerte y luego gritos –SUÉLTAMEEEEE –Pensamos que la arrastraba.
–AGARRA TUS MIERDAS Y TE VAS DE AQUÍ –lanzó cosas al piso, suponemos que es una maletta.
Unos minutos después,, con los gritos que no paraban, salen del cuarto los dos y el señor lanza las maletas por las escaleras y a ella la empuja, estaba en sostén y pantaleta.
–TE VAS DE AQUÍ Y NO TE QUIERO VER, YA SABRÁS DE MI ABOGADO. –Abrió la puerta del apartamento y la empujó con todo y maletas.
–ABREMEEEEEE, NO ME PUEDES DEJAR AQUÍ, TE VOY A DENUNCIAR POR AGRESION MALNACIDO, VIEJO DE MIERDA.

Me acerqué a la entrada  y abrí la puerta.
-Mi amor haz silencio que estoy dando clases y tus gritos me perturban.
–TUS HIJOS SON MARICOS Y EL PROFESOR TAMBIEN Y SE COGEN, PREGÚNTALES, TE VAS A ARREPENTIR DE HABERME BOTADO  VIEJO DE MIERDA.
–Eso ya lo dijiste. –Le cerré la puerta en la cara.
–Voy a hablar con tu papá que debe estar destrozado.
–Y bebiendo, ten cuidaddo.

Tragué grueso y subí las escaleras.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS. Mi mejor alumno de inglés. #FrançoisSomosTodos


15 días después del crímen en la boda, yo llevaba los mismos días teniendo pesadillas con el novio, Eduardo y “El Jack” que todavía no lo había conocido.
Terminé por contarle a Tomás lo sucedido y me recomendó un psicólogo, la verdad no he podido dormir bien desde aquellos sucesos.

Ernesto me contó que no habló de mi en las declaraciones pero yo estaba registrado en la fiesta, la policía me buscaba pero no había una identificación para poderme ubicar, sólo unas fotos pero no se me veía bien la cara.. Por supuesto estaba en comunicación con El Jack y me dijo que me quedara tranquilo. Al parecer los escoltas del novio estaban encompinchados con Eduardo por eso entró a la fiesta como si nada.
Yo no quería saber más del tema, Ernesto se fue diciéndome que se iba a ver con el carajo que conoció en la fiesta, bueno, con uno de los que conoció. Me quedé con Tomás.

­­–Ya estuve con Alberto. –Dijo Tomás, yo me hice el loco preguntándole quien era. Me dijo que no me hiciera el loco que sabía de quien hablaba. Claro que sabía y en ese momento me dio una arrechera que me contara eso. Y contó.
–¿Te puedes ahorrar los detalles? No me interesan.
–Tú si me puede contar tus tiradas pero yo no, que bien.
–Mira Tomás tu te estás tirando a ese tipo para fastidiarme. -La cagué.
–No joda François no te sientas tan importante. –Me dolió saber que se lo cogió otro, no sé, pero es que Tomás es Tomás, me da rabia, me estaba haciendo sentir cosas que  no conocía.
–Haz lo que quieras, tira con quien te de la gana, total no somos nada.
–Así es, como tú que te tiras hasta los sicarios.
–Mira Tomás, yo me voy porque no quiero seguir discutiendo contigo.

Al día siguiente en las clases de inglés en una de las empresas, como siempre llegaba y saludaba a todos, hoy particularmente uno que siempre saludo y hablamos normal tomando un café en el break, se entusiasmó conmigo más de la cuenta preguntándome si era casado, si vivía solo, que edad tenía –ya se los había dicho– Me contó que es casado, tiene una niña, que su mujer es muy tradicional, no experimenta en el sexo –un punto que no tenía porqué contarme–Que está aburrido en su matrimonio, ama a su esposa pero quiere y tiene otras aventuras por fuera. El hombre tiene 35 años.
–Anota mi número y dame el tuyo a ver si un día quedamos, nos tomamos un café, unas cervezas o un trago.
–¿Y que le vas a decir a tu esposa?
–Que estoy con unos compañeros de trabajo, tú tranquilo que el día que cuadremos yo me encargo. Por cierto las clases de inglés me encantan, creo que voy bien.
–Si, la verdad que eres de los mejores alumnos, has avanzado bastante. Vamos a entrar.

Cuando ya estábamos en la sala de juntas recibo un WhatsApp.

–<Quiero que me cojas, la otra vez te vi el guevo en el baño, lo tienes enorme>
–<jejejejeje cuando quieras>
–<Mañana puedes? En la noche?>
–<Si claro, cuadramos>
–<Quiero que me partas esa cuca> -Leí eso y abrí los ojos, hasta moví la cabeza hacia atrás que una de las mujeres me vio y me preguntó si pasaba algo, si estaba todo bien.

“Quiero que me partas la cuca” ¿Que es eso? Me relajé y lo tomé como un momento de morbo, que está quesúo y punto.

Mientras estaba en mi casa esperando que llegara, mensajes iban y venían.
“quiero ser tu perrita” “quiero que  me partas la pepa” “haré lo que me pidas” y mensajes por el estilo. Ya me había duchado, tenía los condones cerca y me tomaba un vinito.

Llegó. Le abrí la puerta y de una se me fue encima dándome un beso.
–Hey hey, ya va, calma
–Te tengo ganas desde que te vi la primera vez.
–Vamos al cuarto. –Le dije. Me pidió el baño un momento, yo me quité la ropa y me tiré en la cama.
Cuando salió del baño no podía creer lo que estaba viendo: lencería de encaje fucsia, con ligueros y medias panty a juego con el color. Estaba todo depilado y encima se puso el pipí hacia atrás. No pude hacer otra cosa que reirme y decirle que si no se quitaba eso no iba a tirar con él. Su cara cambió y entró al baño a quitarse el disfraz.

Volvió a salir y fue directo a la cama, su piel lisa como un bebe y muy blanca. Punto en contra. Se fue directo a mi guevo a hacer lo que si sabía hacer. Punto a favor.

Lo agarró con sus dos manos y su lengua jugaba con mi glande, cuando se lo metió en la boca retiró sus manos y poco a poco lo metió en su boca, agarró mis bolas moviéndola entre sus dedos. Se detuvo y me pidió un condón –ya quiero metérmelo–Abrió el empaque y se metió el condón en la boca y justo con su boca comenzó a ponérmelo empujando con la lengua y sus labios eso me estaba excitando. Terminó de ponerlo y se subió a la cama para sentarse en mi guevo. –Vas a sentir como mi cuca te aprieta el guevo. –Punto en contra.
 Ya lubricado dirigió mi guevo a su culo y se sentó, aquello entró fácilmente. Y así como entró transformó a  Guillermo –no les dije el nombre nunca–Su cara era otra, abrió los ojos y me vio directo a los míos. –Soy tu perra, ¿quieres que me ponga más perra?– Comenzó a moverse primero de arriba abajo, luego de manera circular, alzaba los brazos, gemía –AH, AH, AH– Me estaba cogiendo a una tipa. El Guillermo de la empresa se quedó allá, esta era Guillermina.

Se levantó y volvió a sentarse pero ahora dándome la espalda, tenía en 3D su culo abierto y mi guevo penetrándolo, eso me puso mal, lo que veía me encantaba pero Guillermo no colaboraba, seguía gimiendo como una tipa.
Me levanté y sin sacarlo lo puse en 4 y le empecé a darle duro.
–Soy tu hembra, soy tu hembra, cógeme. –Eso ya me sobrepasó y me detuve. –mejor te vistes y te vas chamo, de verdad no puedo con esto.
–¿Pero que pasó?
–¿Todavía preguntas? Sales del baño como una modelo de Victoria Secret’s luego que quieres ser mi perrita y después mi hembra, no vale, yo me estoy cogiendo a un tipo, un hombre.
–Bueno pero eso forma parte del juego sexual así entre hombres, siempre lo hago.
–Bueno no sé con que tipos te acuestas tú, pero a mi no me gustan esas mariqueras.
–Disculpa, te confieso que eres el tercer tipo con quien me acuesto, los otros 2 he repetido varias veces. –Mientras me contaba se estaba vistiendo, entré al baño y vi las ropa interior que se le estaba olvidando.
–No te olvides de esto.
–Son de mi esposa.
–¿Qué? Jajaja estás loco vale. -Guillermo quiere verme de nuevo, fuera de las clases. –Conocernos. –Lo detuve en seco. –Okey pero como panas, yo no quiero estar de noviecitos y menos con un tipo casado.
–Yo creo que me voy a divorciar.
–Me parece la mejor decisión, un poco tarde, pero es lo mejor que puedes hacer.
–Me gustas, quiero que me cojas de nuevo.
–Otro día, ahora vete que ya es muy tarde.

20 minutos después que se fue me envió un mensaje: –<Me quiero comer ese guevo otra vez>.
Una hora después recibo otro mensaje: –<Cuando averigüe quien eres tú, te busco, maricón, deja a mi marido en paz>.

martes, 15 de diciembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS. François y su dos sicarios. #FrançoisSomosTodos


Luego de salir del salón para poder fumar, me tropieza un hombre con chaqueta al que no le vi la cara pues me tumbó el cigarro. Al escuchar las detonaciones volteo hacia la entrada y veo salir al hombre de nuevo, cuando lo detallo es Eduardo, un compañero del colegio, estudiaba 2 niveles más arriba que yo, él me ve y me reconoce y es cuando me dice que me suba a la moto.

Cuando Eduardo entra a la fiesta se dirige directamente donde están los novios. Saca dos armas y le das 3 tiros a cada uno y un tiro a  uno de los escoltas. Los novios mueren en el lugar.
El novio, el que me mamó el guevo en el baño, era un abogado pesado involucrado en narcotráfico. Un cartel enemigo pagó para que lo mataran. Le dispararon a la esposa aprovechando que estaban juntos. Pues bien, tengo un conocido que es sicario.

Montados en la moto yo iba asustado, ya habíamos atravesado la autopista y creo que íbamos a La Yaguara. Me imaginé de todo, o que me matarían por el camino, me llevarían a algún sitio y me amarrarían para pedir rescate o matarme en un terreno y abandonarme ahí. Yo apelaría a la escasa amistad que nos unía y a ver si Eduardo ahora convertido en sicario también era gay.
Llegamos a una casa como abandonada pero tenía algunos muebles y había electricidad.
–¿Pa’ que coño te trajiste a este sifrinito? Lo vamos a quebrar o vas a pedir rescate? -Le dijo el negro mientras me apuntaba con el arma poniendo el cañón en mi frente.
–Becerro, ¿no te acuerdas de él? Es François, el mariquito del colegio. –Yo estaba haciendo memoria pero no me acordaba de ningún negro amigo de Eduardo.
–Yo la verdad no me acuerdo de ti. –Le dije al negro.
–Aaaah ya ya, ya se quien es. Yo estaba en un año superior a este bicho. ¿Qué vas a hacer con él?
–Ya se me ocurrirá algo, ve a comprar  kerosén y déjame solo con el franchute.
El negro se fue y Eduardo comenzó a tocarse el guevo sobre el bluyín. Le pregunté si había matado a alguien en la fiesta y se cagó de la risa, no tuvo que decirme más nada era obvio. Luego me contó lo que había hecho.
Me dijo que luego de salir del colegio tuvo unas malas juntas con unos tipos que lo metieron en el negocio del sicariato y que de eso vivía. Tenía bastante dinero y a su familia acomodada fuera del país.

Volvió a tocarse el guevo. –Tú y yo tenemos una cuenta pendiente, me lo debes, yo creo que ahora es el momento de cobrarme la deuda. –Se sacó el guevo, mejor dicho, se sacó literalmente el pipí. Eduardo siempre tuvo razón al llamarlo así.
–Te voy a meter esto. Bájate el pantallón. Me sorprendió la seguridad con la que hablaba sobre cogerme con su pipí, pero bueno no iba a decir nada, él cargaba el arma -la de hierro-.

Me bajé el pantalón y el interior, él se quitó la franela. Tenía un cuerpo para brincarle encima pero su piel estaba marcada por cicatrices, creo que hasta tenía cicatrices de algunos disparos recibidos, ha vivido muchas cosas y sólo tiene 32 años.
Debió notar mi cara de sorpresa al verle las cicatrices, que me habló. –He estado en la cárcel y en enfrentamientos con malandros y policías, estos son mis tatuajes los que  me recuerdan quien soy. –Eso me dio un morbo–.
–Voltéate.
–¿Tienes condones? –Eduardo escuchó la pregunta y pareció que le había mentado la madre, sacó el arma y la cargó poniéndomela en la cabeza.
–Vuelves a preguntar una estupidez más y esparzo tu sesos por la pared. –No volví a abrir la boca.
Eduardo me abrió las nalgas y metió su pipí, la verdad es que no tuvo que hacer mucho esfuerzo para meterlo. Era más lo que se movía que lo que yo estaba sintiendo, que era prácticamente nada. Para colocarle la guinda a la torta se le bajó el pipí.
–COÑOELAMADRE. –Iba a decirle algo y me volteé pero al verle la cara no dije nada, hasta que me levanté y hablé.
–Si quieres te cojo yo –me agarré el guevo–Eduardo me lo vio el y me vio a la cara. Su rostro reflejaba una arrechera que me estaba dando miedo, creo que tiene un tema con su  pequeño amigo. Cerró los ojos y dejó la pistola en la mesa, eso me tranquilizó. Se bajó por completo los pantalones y se dio la vuelta.
–Dale despacio, que a mi no me gusta que me lo metan. –“eso dicen todos hasta que lo tienen adentro hasta el fondo”. Pensé.
A punta de saliva y paciencia lo metí completo. Luego de ver a ese tipo como salía de la fiesta  luego de matar a 4 personas y ahora tenerlo en 4 y gimiendo, no tenía precio. Pero llegó el negro y arruinó la vaina.

–Ah vaaaaaaina, ahora te dejas coger, me salió jeva el pana. -Yo me retiré y Eduardo se le fue encima al negro, pero este se quedó tranquilo diciéndole que lo soltara, que era asunto suyo lo que hacía con su culo.
–Dame mis reales que me voy, tengo un encargo.
Eduardo se fue hacia la pared del fondo donde había una caja fuerte empotrada y sacó un fajo de billetes.
El negro se lo puso a contar y agarró por el cuello a Eduardo.–Acordamos mitad y mitad mamaguevo esto no es un coño.
–Eso es lo que te corresponde, yo maté a las 4 personas tú sólo estabas esperando.
–A mi me das todos mi reales cabrón esto no se queda así.
–Claro que no se queda así, porque te vas a quedar sin un céntimo. –Un tiro en toda la frente dejó al negro tendido en el piso.
Yo me eché para atrás, el cuerpo me temblaba. Miré a Eduardo. Mi celular sonó, me lo lanzó –¿Quién es? –El amigo con el que fui a la fiesta. –Contesta y mosca con lo que le dices. – Me apuntaba mientras atendía.

–<<Marico ¿dónde te metiste? ¿Dónde estas?
–<<Estoy…>> Eduardo me acercó la pistola y me hizo un gesto con el dedo para que me callara -<<Estoy tómandome algo en una arepera>>
–<<Pero ¿Por qué te fuiste? ¿Qué pasó?
–Es que…oí los tiros y me fui del sitio, me cagué, ¿estás bien?
–<<si, si, saliendo del CICPC rindiendo declaraciones, 4 horas en este peo, ¿Dónde estas? ¿Me acerco?>>
–<<No, no, ya me voy a mi casa, hablamos después>>Colgué la llamada y Eduardo bajó el arma.
–Ahora sí, sígueme cogiendo. –Se bajó lo pantalones y se abrió las nalgas. Este estaba destinado a ser pasivo. Cuando empecé a meterlo vi al negro tirado en el piso sobre un charco de sangre.

–No Eduardo, así no te puedo coger, con el tipo ahí muerto no puedo, sácalo o vamos a otro sitio.
–Déjame recoger unas vainas y nos vamos de aquí, vamos a tu casa.
–¿A mi casa? –Un sicario en mi casa, lo que faltaba-.
–Si, ¿cuál es el peo?
–Es que no sabes si vivo solo o no.
–Ese no es mi problema, vamos a ir a tu casa.

Yo no sé que me pasa a mi, pero a mi me empiezan a hablar así con autoridad y yo haciendo caso y esa vaina me dispara el morbo y el guevo se me pone duro. Y encima un asesino a sueldo es el que me lo dice. Estoy enfermo.

Llegamos al edificio y antes de subir lo detuve.
–¿No me irás a matar?
–Lo debí haber hecho antes, eres cómplice de un par de crímenes y me puedes perjudicar. –Ahí terminé de cagarme en los interiores, tenía los minutos contados, la última tirada de mi vida para luego surcar el cielo.

Llegamos a mi apartamento y Eduardo se sonrió, me vio a la cara riéndose, Tiene una sonrisa hermosa pero su cara esta cargada de odio y muertos que se refleja en sus ojos.

–El apartamento de abajo es el mío. –Esa confesión provocó que ahora me orinara encima.
–¿Qué? Pero si yo no te he visto nunca aquí.
–No vivo ahí, está alquilado. –Se me acercó y me dio un beso en la boca. –Vamos a tirar luego tengo que matarte e irme a seguir trabajando.
–¿Por qué no me matas de una vez y terminamos con esto? –Yo dándomelas de valiente y lo que estaba era más asustado que una ardilla.
–Porque lo haré cuando me dé la gana, cógeme.

Cuando ya estaba a punto de cogérmelo que me puse  lubricante y hasta condón, Eduardo me detuvo.
–¿Sabes que? Mejor no. –Se puso a llorar, eso me conmovió.
–Epa ¿qué pasó mi pana?  Tú tan arrecho, tan fuerte y ahora te pones a llorar.
–Es que yo no soy gay…bueno, lo soy porque ninguna mujer quería estar conmigo cuando me veían el guevo. –Aquí voy yo otra vez de psicólogo. –Me he cogido si acaso 3 tipas y eso porque las obligué, les sacaba la pistola y hacían lo que yo quería.
–Te las violaste.
–Si.

Le pregunté si disfrutaba estar con un hombre y me dijo que sí, así que le dije que cual era el problema, que disfrutara de la sexualidad donde se sienta más cómodo.
–Ser pasivo no es malo, tienes que relajarte y disfrutarlo, más nada.
–¿Tú crees que lo tengo chiquito? -Ahí vamos otra vez,  voy a sacar un libro de sexología.
–Bueno, sí, es un pipisito, no te voy a engañar.
–Pero no lo compares con el tuyo, salgo jodido.
–“Sales jodido con cualquiera” Pensé, no se lo dije, seguía armado.
–Ya te dije, disfruta y listo. Eso es lo que te tocó vivir pues asúmelo, así como te tocó ser sicario pues asume los riesgos y punto.

Me abrazó y me ofreció protección dándome el número de un amigo “El Jack”  Imagínense, con ese nombre no me quiero imaginar quien es.

–¿Te puedo pedir un favor?
–Si vale, lo que quieras.
–Guárdame este dinero en tu casa, en 48 horas lo busco. No puedo cargar con él.
Me volvió a asustar la situación pero dije que sí. Me entregó el paquete que estaba envuelto en una bolsa negra con la advertencia de que no lo abriera. Me volvió a abrazar y me dijo al oído que no me preocupara que todavía no me va a matar. Tomó el casco y se fue del apartamento.

Me asomo por la ventana para verlo cuando se vaya. Enciende la moto y unos metros antes de salir por la caste de la urbanización, se escuchan 8 disparos. Eduardo cae en el pavimento junto con la moto. El corazón me comienza a brincar en el pecho como si se fuera a a salir, bajo la persiana y me quedo viendo por una ranura. Se aglomeran varias personas alrededor del cuerpo.

No vuelvo a asomarme y algo me decía que tenía que llamar a “El Jack”. Lo llamo y le cuento lo sucedido, con una tranquilidad tenebrosa me dice que del dinero que me dejó, –no sé como sabía– le deje la mitad en el pipote de la basura que está en la esquina donde están los metrobuses en la plaza Francia, el resto del dinero será mío y que no me preocupe que me protegerá sin que yo sepa.
Ya yo me veía solicitado por la Interpol por cómplice de un sicario matanarcos. Cuando yo abrí el paquete, lo que habían eran pacas de dólares. 500.000 $. Aparté la mitad y lo envolví de nuevo para llevarlo a la plaza y avisarle a este hombre. El resto del dinero creo que lo iba a repartir a varias fundaciones pero no sabía como entregarlo si en dólares o bolívares.

Dejé el dinero en la papelera, la verdad que fue más fácil de lo que pensé. Cuando me disponía a cruzar la calle me interceptó un hombre, ahí los músculos dejaron de responderme.
–Dame la mano como si me conocieras y me abrazas.
Me dio un paquete pequeño. –Es un celular por ahí te comunicarás, vamos a caminar y en la esquina te pierdes.
–¿Eres Jack?-Le dije.
–Ya sabrás de mi. – se alejó y yo me fui al carro, pero antes volteé y ya se había esfumado. Regresé a la papelera a ver si seguía el paquete ahí y ya no estaba. Es impresionante como la gente está metida en su peo y no ve lo que sucede alrededor, miles de cosas están sucediendo en la ciudad y la gente sólo percibe muy poco.

Ya en el carro destapo el paquete y era un celular normalito, estaba encendido y con un mensaje.
–<Soy “El Jack” sabrás de mi pronto, iré a tu casa. No te preocupes, estás a salvo.>

A salvo. Yo quería salir corriendo.

lunes, 14 de diciembre de 2015

MALAS INFLUENCIAS. La boda roja. #FrançoisSomosTodos


Tomás se había quedado a dormir en mi casa de jueves para viernes. Yo venía de dar clases a los gemelos, que terminó en una doble cogida al pobre Abel, que lo dejó agotado. Susana estuvo entretenida en su cuarto con uno de sus técnicos de turno. Ya no me dirigía la palabra. Esa noche llegué también agotado y no me cogí a Tomás, pero, alrededor de las 5 de la mañana, me despertó mamándome la verga hasta ponérmela bien dura. Como sabía que él iba a hacer todo lo dejé. Buscó el condón, lubricante y se sentó encima de mi metiéndosela hasta el tope.
Es impresionante como controla todo; los movimientos, las pausas. Se lo saca, lo vuelve a meter y cuando me ve que estoy a punto se detiene, luego sigue. Esta vez me llevó al límite de acabarme. Se bajó y sacó rápidamente el condón tomándose toda mi leche de desayuno.
Tomás es el hombre ideal hasta que se pone intenso con el temita de novios.
Cuando se acostó a mi lado le sentí la respiración agitada, le lancé una pregunta "mata pasión". –¿Así también lo haces con el Alberto ese? –Su agitación se detuvo.
–¿Perdón?.
–No te hagas el loco, ¿ya te lo tiraste?
–A ti no te importa si me lo tiré o no.
–Bueno porque no te voy a estar cogiendo si ese guevón es tu novio.
–¿Y desde cuándo te importan los sentimientos y compromisos de las personas?
–No es por eso, sino que , bueno, no... –Me sentí estúpido. Tuve celos, rabia y no supe que decir- No te voy a meter la verga si otro ya te coge. O él o yo.
–No entiendo que coño dices ¿No me quedé en tu casa? Está claro que no estoy con él. Y no, no he tirado con él aún –A mi se me dibujó una sonrisa que me delató– No tiene sitio, ni yo tampoco y además no le gusta ir a hoteles. ¿Te alegra la noticia? Tú estás celoso marico. Al final te importa lo que pase conmigo.
–Deja la mariquera, me hace gracia eso, punto. Si quieres te lo traes acá y que te coja y así comparas de una. –Yo seguía cagándola.
–Ay François que carajito eres, a ver si maduras. –Se levantó de la cama y como si ya viviéramos juntos, fue al closet, sacó una toalla y se metió a bañar. Así el marido instalado. Yo me quedé en la cama pues los viernes los tengo libres.
Salió de la ducha y al parecer el calor del agua lo relajó y me habló. –¿Me acompañas a desayunar? Hazme unas arepas que a ti te quedan bien. –Me lo dijo con una voz que fue imposible negarme. Eso me paró la verga y así duro me fui hasta la cocina.
Era cómica la escena porque cuando ya estaban casi listas las arepas el salió del cuarto vestido de pantalón y camisa, todo perfumado –y guapo- y yo desnudo preparando el desayuno.. Me abrazó por la espalda y me dio un beso en la nuca.
–Gracias por el desayuno, se ven rico esos huevos revueltos. –Me soltó. –¿Te han dicho que tienes un culo hermoso? Redondo, paradito y peludito.
Me dio risa el comentario, simplemente me volteé y le di un beso en la boca.
–Que rico me siento, parecemos... –Se detuvo porque sabía que si seguía le iba a salir con una patada.
–Parece que ya es tarde para ti, vamos a desayunar rápido para llevarte.
–No vale, tranquilo, yo agarro un taxi.
–Yo te llevo, no seas gafo. Regreso y me acuesto.
Y así lo hice. Llegué y me acosté nuevamente. Un par de horas después recibí una llamada de Ernesto. –Espero que no quiera tirar porque ya se siente gay- Dije eso antes de contestar.
–<Aló>
–<Epa bicho, ¿qué haces?>
–<Durmiendo>
–<Marico con las 10:30>
–<Gran vaina, coño¿qué quieres?>
–Esta noche tengo una boda y no tengo ningún culito para ir. ¿Me acompañas? Y así conozco gente y me dices quienes son gays y como es la moovida gay y tal. –Iba a ser la Valentina Quintero de la movida nocturna gay de Caracas.
–<Ok, ¿A que hora es eso?>
–<A las 8, yo no voy a la misa. Es una amiga que se casa con un abogado pesado, podrido en plata, pero ella me dijo que me fuera directo al bonche y que llevara a alguien si quería>
–<¿Dónde es?>
–<La Esmeralda, es la mega rumba, te busco a las 7:30>
–<Mejor, no quiero manejar, chao>.
Eran las 7:30 de la noche y yo no me había duchado, le dije a Ernesto que subiera y me esperara. –Tómate algo, busca una cerveza o una Smirnoff ahí en la nevera y si quieres come algo.
Tomó una cerveza y unas aceitunas. Se quitó el sacó y se fue a mi cama a ver televisión mientras esperaba.
–Estoy en tu cuarto!–Me gritó –Ok.
Salí del baño luego de secarme.
–Verga chamo, tú tienes la verga bien grande. Yo no me meto eso ni de vaina, tampoco me gusta.
–Eso lo dices ahora. Deja que te lo metan para que veas que pides más.
–Primero pruebo contigo, me da caga tirar por ahí.
–Glotón.
A las 8:35 de la noche salíamos de mi casa rumbo a La Esmeralda. Cuando llegamos en la entrada habían 4 escoltas y el que te recibía  para pedirte la entrada, que tenía un lector de código de barras y así poder pasar.
Al entrar aquello me pareció un centro de convenciones. Todo dispuesto, estaciones de comidas y bebidas. Todo decorado de blanco y las estaciones en marrón oscuro para las de comida, vino tinto las de bebidas. Era impresionante el dineral que se respiraba ahí. Toda la comida que quisieras. ¿Bebidas? las que se te antojaran; whisky 18 años, champaña, vodka, vino, ron y hasta cerveza de cualquier marca.
Eran alrededor de trescientas personas y también había seis escoltas más dentro. La novia hermosa, el novio un tipo de 45 años bastante apuesto y con unas canas que le quedaban muy bien. Un tipo corpulento. Buscamos la mesa que nos indicaron en la entrada. Estaba todo milimetricamente  organizado. La mesa era de gente contemporánea a nosotros. Me imagino que eran amigos de la novia y primos. Ahí nos sentamos.
Buscamos unas bebidas. La fiesta era sin mesoneros. La gente iba a buscar las cosas, todo era interactivo. Habían unos mesoneros para cualquier eventualidad. Nos sentamos con los tragos y pasapalos para picar.
–¿Cómo sabes quién es gay aquí? –Me preguntó en voz baja Ernesto.
–El que está frente a ti es gay, fijo. Tiene toda la pinta. Cuando te vea le guiñas el ojo.
–Coño, ¿en serio?
–Haz una cosa, baja Grindr. Ya verás como hay una parranda de locas aquí.
–¿Qué es esa vaina?
–Dame tu celular que te lo bajo. Vamos a aprovechar que hay wi-fi aquí.
Mientras le bajaba la aplicación Ernesto le guiñó el ojo a la loquita y éste sin esperar se levantó y se fue al baño.
–Dale, síguelo, ese va al baño.
–¿Y que hago? Que da corte.
–Ponle a mamar tu verga en la poceta...Qué sé yo. Ve!
Le bajé la aplicación y esperé para que el completara la vaina. Llegó. –Ajá, ¿y que hiciste?
–Mierda, me lo mamó pero entró un gentío y estábamos en una poceta. Es una niña pero me lo mamó bien. Me vine rápido. Es que estaba nervioso.
–¿Y dónde está?
–Se quedó en el baño. Es que cuando me vine se lo saqué de la boca y acabé sobre su cara y saco.
Esa vaina me dio un morbo, y me paró la verga. Cambié la conversa y le dije que completara lo del Grindr.
Terminó de completar su perfil y estaba emocionado con el gentío que había cerca y dentro de la fiesta. Ahí lo dejé.
Comimos, bebimos, bailamos, Ernesto se controló a dos carajos: a uno le mamó la verga y con el otro puro chateo en WhatsApp. Yo estaba prendido y con ganas de tirar. Llegó la hora loca y nos metimos en el pedo y ahí metí mano.
La hora loca duró como hora y media. Creo que sacaron hasta droga pero no quise averiguar mucho.
Alrededor de la 1:40 am fui al baño. Cuando entro estaba el novio orinando, todo sudado, sin chaqueta. La camisa empapada, yo estaba igual.
–Tronco e rumba ¿no? –Me dijo el novio –Bailaste con mi esposa. Bailas que te cagas, eso me pone quesúo bailar –Me miró a los ojos y se quedó hasta que bajó la mirada a mi bulto.
–Estás bien armado carajito. –Se me quedó mirando de nuevo la verga y me dio lata. Sacó la radio que cargaba y se comunicó, me imagino con los escoltas.
–<<No dejen entrar a nadie al baño de caballeros>>
El tipo se agachó y comenzó a mamármela. Así estuvo unos minutos. Comenzó a desabrocharse el pantalón y se levantó.
–Méteme esa pinga completica. Toma el condón. –Me lo puse y de una se la metí entera. Se agarró del urinario apretándolo. Le estaba doliendo la cogida pero aguantó como un varón toda mi pinga gruesa. Le daba duro. Tenía esas nalgas sudadas y el culo, no necesité lubricante, con el sudor bastó.
–Sigue, sigue, coño, me duele pero sigue.  Acábame en la boca.
-Ahora es que falta para que acabe, aguanta. –Le dije. Un rato después se lo saqué y me quité el condón. Pajeándoe en su cara. –Cuando estás a punto me dices para tragarme esa leche.
Le avisé y solito se metió la verga bien profundo en su garganta. Se la inundé de leche. Se levantó del piso.
–Gracias mi pana, estuvo buena esa cogida. Toma mi tarjeta. Me llamas y cuadramos otro día. Nos vamos en mi avioneta a algún sitio privado o a mi yate.
–Ah dale, yo te marco, ¿Me das un cigarro?
–Toma la caja, yo salgo y luego tú.
Con tanto alcohol y luego de tirar me dan ganas de fumar así que tuve que salir del salón hasta la calle.
Mientras me dirigía hacia la entrada un tipo que entra se tropieza conmigo. Casi me tumba y me tiró el cigarro al piso. En diagonal a mi, un negro en una moto encendida. De pronto escucho unos tiros, ocho alcancé a oir. En eso sale del lugar un tipo. Cuando le veo la cara lo reconocí al momento, estaba igualito. ¿Se acuerdan del carajito que me dijo Vas a tocarnos los pipís”? Bueno, era él
–Eduardo! –Le grité, se volteó y me apuntó.
–Móntate, móntante o te quiebro!
Me monté en la motoo detrás del negro. Detrás de mi estba Eduardo.  El negro estaba vestido de negro así que no supe quien era. Solo sé que estaba duro por todos lados, olía a taller mecánico y humo de carro. Un asco.
Estaba cagado porque no tenía idea hacia dónde íbamos y que iban a hacer conmigo pero igual pregunté.
–¿Eres Eduardo verdad? Estudiamos juntos, yo soy François.
Cuando dije mi nombre me puso la pistola en las costillas. –Lo de hoy se te va a olvidar franchute mariquito o te dejo pegado.
Esto es largo, así que continúo otro día.