jueves, 30 de junio de 2016

SODOMITA. 3era parte. Capítulo 3


Sebastián terminó de ducharse y se vistió. Estaba nervioso, escuchó ruidos afuera, abrió despacio la puerta y se encontró varias mucamas y 3 policías y un par de hombres.

–Ciudadano, ¿con quién está en la habitación?

–Solo, solo, ya me iba.

–Un momento, no se puede retirar.



Terminó de salir del cuarto y se acercó al cuarto de al lado donde estaba la gente, cuando se asomó vio el cuerpo de una persona en la cama y las sábanas teñidas de rojo. Se acercó más y se dio cuenta que era Rodrigo. Se puso la mano el boca, su mano temblaba y las lágrimas comenzaron a salir. De la impresión se echó para atrás. Uno de los policías que estaba detrás de él lo sostuvo pues Sebastián casi se desmayaba.

­–¡Una silla por favor! ¿Usted conoce al occiso?

Sebastián tardó unos segundos en responder y luego habló. Le dijo que sí e inmediatamente se lo llevaron a la comisaría a rendir declaraciones.





Darwin estaba en la esquina donde siempre se coloca para buscar clientes. Iba por el cuarto.

Unos postes más allá un hombre con lentes y gorra lo observaba. Un carro azul detuvo su marcha y se estacionó en la esquina donde estaba el muchacho.



–Hola Darwin, vengo por más.

–¡Que bueno! Eres uno de mis clientes vip favoritos, repites siempre.

–Tu culo lo vale.

–Y hoy vale más, tengo nuevas tarifas.

–Sabes que eso no es problema, móntate.

El hombre de la gorra se montó en un carro que previamente había robado, un modelo de hace 30 años. Comenzó a seguir al carro azul hasta verlos entrar a un hotel.



El cliente y Darwin estacionaron. Gonzalo dejó el carro estacionado en la calle y buscó en el estacionamiento el carro azul. El hombre que vino con el muchacho había dejado lo botones hacia arriba.



–Mira como me tienes con la verga dura.

–Tú como que no te coges a tu esposita.

–No me quiere dar culo y el tuyo es muy rico y glotón. -El tipo se quitó la ropa y se acostó en la cama boca arriba. –Mámame ese guevo como sólo tú sabes hacerlo.

Un pene grueso y venoso que lo cubría un enorme prepucio, Darwin lo sostuvo mientras retraía la piel para comenzar a saborear aquel glande rosado oscuro.



Darwin juegueteaba con el pene pasando rápidamente su lengua sobre la cabeza, lo introducía en su boca mientras que el hombre lo veía por el espejo del techo y frente a él. El muchacho se lo tragaba todo para luego sacarlo. Hilos de saliva colgaban de su boca hacia el pene, desafiando la gravedad, se limpiaba y pasaba su mano por el miembro del hombre que cada vez estaba más excitado lubricando en cantidad.  Darwin aprovechaba ese líquido preseminal para succionar y seguir mamando.



–Cabalga, móntate que quiero ver lo perra que te pones.

Darwin le puso el condón y le echó lubricante, se montó sobre el hombre, tomó el pene y lo dirigió a su culo y poco a poco fue introduciéndolo.

–Shhhh, no te muevas que me lo quiero meter yo.

–Así me gusta que lleves las riendas. Muévete.



El muchacho terminó de introducir el pene y comenzó a moverse a la vez que apretaba con su ano el miembro del hombre. Movimientos hacia delante y atrás, subía y bajaba, se colocaba en cuclillas y comenzaba a moverse, se daba la vuelta dándole la espalda al hombre que se deleitaba con la vista que tenía de su pene entrando en su anhelado culo. El hombre se levantó, tomo por los hombros a Darwin y sin retirar el pene se cambiaron de posición hasta ponerlo en 4.

Le abrió las nalgas al muchacho y empujó un poco más para comenzar a dale unas fuertes embestidas mientras le daba nalgadas. El muchacho no perdió oportunidad para mover sus caderas y meterse el mismo aquel grueso pene que ya había dilatado su culo de manera evidente.



De nuevo lo volteó sin sacarlo, y ahora viéndose las caras, el hombre lo cogió del cabello y agachándose sobre el comenzó a moverse con velocidad mientras lo besaba. Se detuvo, retiró el pene y se quitó el condón para masturbarse y derramar su semen sobre Darwin que hacía lo mismo para acabar sobre su abdomen.



Una vez que ambos se descargaron, el hombre pasó su mano sobre los abdominales ligermanente marcados del muchacho y restregó el semen de ambos para luego pasarle la mano por la boca metiéndole los dedos.

–Prueba la leche de tu macho.



Se limpió la mano con una toalla, buscó su billetera y sacó un fajo de billetes. Se acerco a Darwin y con la boca co aquel aroma a semen le dio un beso. –Aquí tienes tu dinero campeón, como siempre te comportatste a la altura. –Entró a ducharse y el muchacho lo siguió.





Cuando ya estaban vestidos, el hombre abrazó a Darwin.

–Si no fuera porque estoy casado y tengo una familia y gente que me respeta y admira, me empatara contigo. Toma, una propina.

–O sea que me estás diciendo que somos una vergüenza para la sociedad, los gais somos inmorales y debemos estar encerrados.

–No está bien visto que uno sea gay y menos yo, ¿qué dirán de mi?.

–Vamos saliendo y dejemos ese tema hasta aquí,

–¿Te molestaste?

Darwin se quedó callado.

–¿Te dejo en el sitio de siempre?

–Si, por fa.



Ya montados en el carro, el silencio se apoderó de ellos.

–Disculpa por lo que dije, pero es mi opinión, yo estoy casado, tengo una familia, esto sólo es un escape yo no tengo nada que ver con los gais.

–Mira pana, mejor déjame aquí y yo sigo ¿sí? Estás hablando puras estupideces.

El carro se detuvo y Darwin se bajó y comenzó a caminar, el hombre lo seguía con el carro.

–Darwin, Darwin, no te pongas así la semana que viene nos vemos, no te pierdas.

Darwin siguió caminando y le hizo un gesto con la mano de aprobación. Tomó de nuevo la via y aceleró, en el primer semáforo se detuvo.

Una sombra se le apareció por el retrovisor y miró fijamente sin moverse.

miércoles, 29 de junio de 2016

SODOMITA. 3era parte capítulo 2


<<VUELVE AL ACECHO EL MATAGAIS>>

<Todo apunta que el joven que trabajaba en una peluquería y apareció muerto en la habitación donde vivía, fue víctima del asesino de homosexuales que ha violentado la tranquilidad del colectivo LGBTI de la ciudad>.



Tenemos que denunciarlo, pero no tenemos pruebas. -Pensaba Darwin mientras seguía leyendo la noticia. Llamó a Sebastián para contarle.



Sebastián se había ido a vivir a un hotel de alta rotación mientras conseguía algo mas decente y estable, Darwin también estaba en un hotel, otro, un poco mejor que el de su amigo.



–<<¿Y que le vamos a decir a la policía? Que tenemos la sospecha que nuestro excasero es el matagais>>.

–<<Coño si, que te amenazó o se te olvida, y está desaparecido>>.

–<<Bueno, te dejo que tengo que seguir trabajando>>.

–<<Yo también me voy a trabajar>>.

–<<A tirar querrás decir>>

–<<Trabajar, chao>>



Gonzalo aprovechó para ir a su apartamento, buscó unas llaves que escondía en el propio edificio y abrió la reja y la puerta, buscó ropa, relojes, zapatos y sus documentos. Trató de no desarreglar mucho para que no se dieran cuenta. El carro lo dejó estacionado donde estaba y se fue.



Ya era de noche y Darwin ya iba por su segundo cliente. Sebastián ya estaba en su hotel, no quería salir a la calle, sentía que Gonzalo lo perseguía.



Gonzalo iba por la calle mirando a los hombres que se le atravesaban en su camino, sobre todo los que estaban solos. Los buscaba de su altura, contextura y edad. Trataba de que no hubiese gente cuando alcanzara su objetivo, hasta que dobló una esquina y vio al hombre perfecto.

Sigilosamente se le acercó por detrás, sacó su navaja y descubrió la hojilla, se abalanzó al hombre y le clavó la filosa lámina de acero en un costado justo en los riñones y le retorció la navaja una vez que atravesó la carne del hombre. Cayó al suelo y aún vivo, Gonzalo decidió darle un fuerte golpe con una piedra. Lo dejó inconsciente pero se estaba desangrando.



Desnudó al hombre y le puso parte de la ropa que se llevó de su casa, le puso su billetera con sus documentos, sacó un frasco con gasolina y lo roció, luego un fósforo y encendió el cuerpo, Cuando ya estaba parcialmente quemado, lo apagó y se fue del lugar.



Suena su celular.

–<Aló>

–<Hola Sebastián>

–<¿Quién es?>

–<¿Borraste mi número? ¡Qué bolas!>

–<¿Rodrigo? Hola, borré tu número, ya no somos ni amigos>

–<Vaya, gracias vale>

–<¿Qué quieres?>

–<Tirar contigo>

–<Estoy en el hotel Bruno, te espero>

–<¿Qué haces ahí? Esa zona es peligrosa>

–<Deja las excusas, vente>

Sebastián se dio cuenta que no tenía condones, le escribió a Rodrigo pero tampoco tenía, bajó a recepción.

Había un hombre sentado en las sillas de espera con la gorra tapándole la cara. Sebastián se le quedó viendo.

–¿Qué desea señor? –Le dijo el de la recepción.

–¿Tiene condones?

–Noooo mi pana, sal y busca en la farmacia que está a 3 cuadras. ¿En que habitación estás tú?

–502

El hombre sentado en la silla extendió su mano con un preservativo, Sebastián se le quedó mirando, el hombre, agitando el brazo le dio a entender que tomara el condón. Lo tomó y le dio las gracias.

–Estás de suerte rey. –Dijo el de la recepción. Sebastián subió a su habitación.



–Señor, su habitación está lista. 504, son 3 horas.

–Estaré listo en menos de eso.

–Mejor, suerte.





–Hola

–Hola, llegaste rápido, estás desesperado por tirar.

–No me puedo quedar mucho tiempo, vamos a hacerlo rápido. ¿Qué carajo haces aquí? ¿Vives aquí?

–Vienes borracho, uf que rico

Sebastián se bajó el cierre del pantalón y sacó su pene, le puso la mano en el hombro a Rodrigo y lo obligó a agacharse.

–Mámalo y cállate.

Rodrigo se introdujo el pene aún flácido en la boca mientras sentía iba poniéndose duro. Mientras mamaba lo masturbaba y con su lengua jugaba con el glande. Con la otra mano se desabrochaba el pantalón. Sebastián hacía lo mismo.

–Ponme el condón. -Sebastián le pasó el condón, mientras lo abría leyó en el empaque algo que le llamó la atención: <<Te voy a matar>> Rodrigo se rió y vio a los ojos a Sebastián.

–Eso es lo que quiero, que me mates a guevazos. -Sebastián no entendió pero se le quedó viendo como le ponía el condón, su pene lubricaba sin parar.

–Ponte en 4 ahí en la cama. –Sebastián se acercó y escupió varias veces el culo del muchacho para luego meterle varios dedos y dilatarle la zona.

–¡No me metas los dedos y méteme tu verga ya coño!

Sebastián, lo agarró del cabello. –¿Vas a aguantar? –Rodrigo no había terminado de abrir la boca cuando el otro lo penetró de un solo empujón lo que hizo que el muchacho se retorciera del dolor pero no pudo moverse pues lo sostenían del cabello.

–Shhhh tranquilo que apenas empiezo.

Una, dos, tres, cuatro empujones hicieron que la cama rechinara pero los gritos de Rodrigo eran más fuertes.

En la habitación 504 el hombre se masturbaba mientras escuchaba los gritos. Comenzó a masturbarse rápidamente, su respiración se aceleró al igual que el calor de su cuerpo. Cuando llegó al orgasmo, tres chorros cruzaron su cara llegando a su cabello. Aún con la respiración agitada se levantó, se limpió y volvió a vestirse, abrió el bolso y sacó un libro. Lo abrió y leyó lo primero que vio.

Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.” Gálatas 5:13

Cerró el libro. Ya no escuchaba nada en el otro cuarto.



Rodrigo le arrancó el condón lleno de semen y lo derramó en el abdómen de Sesbatián.

–Me la quiero beber. –Pasó su lengua por toda la piel donde había caído semen y lo limpió todo.

–Qué puta eres.

–Me tengo que ir.



El hombre abrió la puerta de su cuarto y vio el pasillo, no había nadie y se sentó justo al frente de la habitación 502 y, con la mano detrás en su espalda, esperó.



Rodrigo, ya vestido y con su bolso colgado se despidió de Sebastián, que estaba desnudo en la cama viendo la televisión, desde la puerta. –Chao, te llamo.



Salió y se fue hacia la escalera. Saludó al hombre que estaba sentado, cuando pasó al lado de él para bajar, el hombre se levantó y le tapó la boca, con la otra mano le cortó el cuello.



Arrastró el cuerpo hasta su habitación y lo lanzó a la cama. Rodrigo aún vivo intentaba detener la hemorragia.

–Vas a morir por maricón, un maricón menos en este mundo. No irás al reino de Jehová porque eres pecador. Con una fuerza descomunal volvió a pasarle la navaja por el cuello lo que terminó de matar al muchacho.



Unos minuos más tarde, Sebastián se levanta de la cama para ducharse. Recoge el condón que están en el piso y el empaque, lo ve y lee lo que dice. <<Te voy a matar>>

Se le acelara el corazón y le recorre un escalofrío por el cuerpo.

martes, 28 de junio de 2016

SODOMITA 3era parte. Capítulo1


Darwin regresa a la habitación con la enfermera, al entrar ven la cama desecha y movida y no hay nadie en el cuarto. Darwin se acerca al sofá y no hay nada ahí, la enfermera se dirige a la puerta del baño y está cerrada, golpea la puerta –¿Hay alguien hay? ¿Doctor Istúriz?, vuelve a golpear.

–¿Usted no tiene llave de ahí?

–No, están en enfermería.

–¿Qué espera? ¡Búsquelas!



Darwin se fija en el marco y ve sangre. –¡Por Dios! ¡Gonzalo, Gonzalo, abre! -Golpea varias veces la puerta sin recibir respuesta.

Regresa la enfermera con un vigilante, con los nervios se le cae el juego de llaves y Darwin lo recoge. –¿Cuál es la llave? –La azul -Responde la enfermera.



Pasa la llave y le da vuelta al pomo. Un charco de un rojo fuerte se escurre por el piso directo al desagüe, el doctor Istúriz está tumbado en el suelo. La enfermera grita, el vigilante se echa para atrás y Darwin le toca el cuello y una muñeca.

–Tiene pulso, tiene pulso ¡Coñoooo muévanse busquen a alguien!.





Caminando por la calle pasa por una esquina llena de basura y deja ahí la bata blanca y el estetoscopio que traía en el bolsillo de la misma. Busca un cajero automático de su banco, al llegar saca 2 tarjetas de crédito y saca todo el efectivo que puede de ambas. Va a otro banco y con otra tarjeta de crédito hace lo mismo. Entra al banco y retira dinero de su cuenta con un cheque.



Ya con el dinero encima entra a un peluquería. Busca al primero que está ocupado. Un muchacho alto, moreno con unos brazos fuertes, pelo corto y lentes de contacto verdes.

–Hola buenas tardes, ¿se va a cortar el cabello señor?

–Si, y quiero ponerme el cabello rubio.

–¿En serio? – lo miro por el espejo. –Le debe quedar bien con su color de piel.

–Házlo entonces. -El estilista cargaba una franela que dejaba ver lo bien definido que tenía los pectorales y abdominales.

–Tienes el cabello sano, no deberías pintártelo. -le guiñó el ojo

–Tú hazlo. –Gonzalo le guiñó el ojo también.

–Nunca te había visto por aquí.  Que bueno ver gente nueva y guapa.

–Gracias, no, no soy de por aquí, pasaba y decidí hacerlo, te vi y quise que tú me atendieras.

–¿Ah sí? Que bueno escuchar eso -Se pasó los dedos por la tetilla izquierda que comenzó a notarse por la franela. –Ya vengo, voy a buscar la fórmula para decolorarte el cabello.

Gonzalo se quedó mirando la repisa que tenía enfrente.

El estilista volvió y comenzó con la decoloración. Mientras lo hacía hablaba con Gonzalo que ya reía y bromeaba con el muchacho.

–No mi amor vivo solo pero con gente alrededor, son varias habitaciones, hay que rebuscarse donde sale más barato, pero ahora estoy casi solo ahí pues se fueron 2.

–Ah eso suena bien, podrías llevarme para allá estoy buscando habitación.

–Claro papá yo te llevo, ¿puedes hoy? -Volvió a guiñarle el ojo.

–Si, claro.

–Pero tienes que esperarme, salgo a las 8 de aquí y vamos para allá.

–Yo hago otras cosas y te busco aquí luego. ¿me podré quedar contigo? Debe ser peligroso salir a esa hora de ahí.

–Claro papi, te puedes quedar conmigo pero te advierto que sólo hay una cama.

–Dormimos juntos. –Le guiñó el ojo.



Luego de decolorarle el cabello, procedió a cortárselo como le había dicho Gonzalo.

–Toma mi número para que me avises cuando estés listo y venga para acá.

–Ok, toma mi tarjeta y agrégame al WhatsApp papi



Gonzalo fue a la caja a pagar, cuando regresó al puesto del estilista, le dio 3 billetes de 100 –Gracias Yorman, me dejaste como quería. Esta noche te compenso.

–Gracias ¿Ah sí? ¿Cómo?

–Sexo, te voy a coger.

–Rico papi, me voy a escapar antes, no quiero perderme eso, mira como me pusiste. -Le mostró el pantalón y se marcaba una erección y una pequeña mancha de lubricación. –Me tienes lubricando.

–Aguanta, esta noche te doy.



Istúriz lo tenían en terapia intensiva y en coma. El golpe fue muy fuerte y estuvo varios minutos sin recibir oxígeno al cerebro. Darwin llamó a Sebastián.



–<<Marico, Gonzalo se escapó de la clínica y coñaceó al médico, está en Terapia>>

–<<¿Quééé?, ¡Qué bolas! Por aquí no ha venido>>

–<<¿El carro está ahí?>>

–<<Si, si, está aquí>>

–<<Tengo miedo Sebastián>>

–<<Caga’o estoy yo, que va a venir a matarme>>

–<<Sal de ahí>>

–<<¿Y dónde me voy?>>

–<<Un hotel que se yo>>



–Darwin, te llama el médico de la UCI

–<<Te dejo, chao, vete de ahí ya>>





–Aquí vivo papi, bienvenido a mi pieza. -Una pequeña habitación con una cama individual con las sábanas revueltas y todo desordenado. En la pared un afiche de Madonna y otro de Britney Spears, en la otra pared un afiche de un hombre desnudo.

Gonzalo lo tumbó en la cama y se quitó la franela.

–Quítate el pantalón. –Yorman se fue a quitar la franela.

–Te dije que el pantalón. -Se sacó el pantalón y lo dejó a un costado de la cama, Yorman hizo lo mismo.

–Yo soy versátil papi, también quiero culito.

–Primero yo. –Se le tiró encima, le llevó las piernas hasta sus hombros y le escupió el culo.

–Ese culo es tuyo, pártelo.

Gonzalo agarró su pene y lo llevó hasta el culo de Yorman y empujó, el muchacho sólo tuvo que pujar para que su culo se abriera y entrara por completo el pene. Se estremeció y sostuvo sus piernas levantando más sus caderas. Gonzalo se incorporó quedando encima de Yorman y comenzó a embestirlo con fuerza y rápido.



El calor se apoderó de ambos, las gotas de sudor caían en el pecho de Yorman que aún tenía la franela puesta.

–Bésame, anda papi bésame. –Gonzalo se detuvo y se agachó colocándose sobre él. Se acercó a su boca e introdujo su lengua buscando la del muchacho que se entrelazaron mientras sus bocas salivaban.



Gonzalo se agachó más y sacó el brazo de la cama buscando su pantalón, ubicó el bolsillo derecho trasero y sacó una navaja de afeitar. Yorman con los ojos cerrados estaba disfrutando del sexo y apretaba el esfínter con cada empujón. Gonzalo se cambió la navaja de mano, volvió a agacharse para besarlo, levantó su cabeza y metió la navaja entre ambos.



–Vas a morir por maricón, Jehová así lo quiere. –Apretó la navaja al cuello de Yorman y la deslizó con fuerza. Varias gotas de sangre salpicaron la cara de Gonzalo mientras Yorman se retorcía, con cada espasmo apretaba el pene de Gonzalo que seguía penetrando al muchacho que poco a poco iba quedando quieto, inerte.



Con aquel cuerpo inmóvil, Gonzalo seguía moviéndose hasta correrse dentro de aquel cuerpo. Se levantó de la cama, se duchó, limpió como pudo la sangre. Le enrolló una parte de la sábana en el cuello y durmió al lado del cuerpo hasta el día siguiente que salió temprano antes de romper el alba llevándose el dinero y las tarjetas del infortunado muchacho.




–Darwin, Darwin despierta. El doctor Istúriz falleció.

Darwin se restregó los ojos y luego reaccionó y corrió a la UCI pero ya a Istúriz lo retiraban de terapia.

lunes, 27 de junio de 2016

SODOMITA. Capítulo 10


–¡Lo mataste!

–¡No! ¡No Darwin, yo no quise!

–¡Mira la sangre! ¿Qué hicisteeee?

–El me provocó, tenía que hacerlo.

–¡Vamos a llevarlo a una clínica!.



Habían tomado un taxi de confianza que estaba en la esquina del edificio y se fueron directo a la clínica. Al llegar unos camilleros trajeron una camilla y lo montaron. Entraron a emergencia.



Mientras esperaban que llegara el médico de guardia, ellos esperaban en una pequeña sala.

–¿Te pidieron el seguro?

–Si, les dije cual era, me acordaba, ya le dieron acceso, no hay problema.

–Déjame hablar a mi, ambos vamos a mantener esta versión de lo que pasó si nos preguntan.

–Definitivamente estás loco, mírate la cara y como me dices eso con esa sangre fría.

–¿Quieres ir preso?

–Irías preso tú, yo no hice nada.

–No me dejes solo en esto.

–Y tú no me involucres en algo que no hice.



–Vamos a decir que se resbaló en la cocina y se dio un golpe con el borde de la mesa, el piso estaba mojado.

­–Voy a buscar un baño.

–Ni se te ocurra escaparte Darwin, no me dejes aquí solo.

–No me voy a ir.



A Darwin le temblaban las manos, sentía escalofríos, estaba recorriendo la planta baja buscando el baño hasta que lo vio al cruzar a la izquierda del mismo pasillo.



Entró y estaba un médico orinando. Darwin lo miró y él también lo vio, volteó y volvió a mirar al muchacho.

–Hola, yo te conozco. –Dijo el médico echando la mirada hacia atrás y agachándose para verificar que no había más nadie en el baño. –Hace unas semanas tiramos, te recogí en la calle, ¿te acuerdas?.

Darwin estaba un poco aturdido, terminó de orinar. –Si, ya me acuerdo, que me hiciste un chequeo porque tenía algo en el culo, que resultó un exceso de piel en la entrada del ano.

–Jajaja, ¿te acordaste por eso y no por la tirada que te di?

–Yo cobro por sexo, si me gustó o no, no me interesa.

–O sea que no te gustó. -El hombre ya tenía el pene erecto y estaba lubricando.

–Si, estuvo bien, ahora estoy en otro peo mi pana, tengo un amigo en emergencia por un fuerte golpe que se dio y está inconsciente.

–Ah ok, ya voy a atender ese caso, estoy de guardia. Estoy muy estresado hoy, ¿por qué no me lo mamas? Rapidito, quiero desahogarme, te pago ahora mismo.



Darwin lo miró a los ojos, pensó en lo que le habían dicho: “Ni se te ocurra escaparte Darwin, no me dejes aquí solo”. Se agachó y comenzó a mamarle el pene al médico que había cerrado la puerta empujando el pestillo.



Un pene con prepucio, pasó su lengua por donde apenas se asomaba el glande, echó para atrás todo el exceso de piel y descubrió una cabeza rosada oscura, sentía su boca seca pero al introducir el pene sus glándulas se activaron y humedecieron la cabeza para luego mojar todo el pene.

Sus labios chocaban con el cierre del pantalón. Un ruido en el pomo de la puerta lo sacó de concentración. Tocaron la puerta y el médico le dijo con un gesto con su dedo que se quedara callado y siguiera.

Se echó para atrás el pantalón y sacó los testículos para que el muchacho los tomara mientras seguía mamando.



<<Dr Istúriz es solicitado en emergencia, Dr Istúriz, es solicitado en emergencia>>

–Soy yo pero sigue que estoy a punto.

–Mi amigo está esperando.

–Ya vamos, sigue.

Darwin se introdujo todo el pene en la boca moviendo su lengua, de pronto sintió las manos del médico en su cabeza haciendo presión para luego sentir un líquido tibio inundando su boca, que tuvo que tragar para no ahogarse.



Primero salió el médico y unos segundos después, Darwin.



–¿Dónde estabas? Te estaba llamando al celular y lo tienes apagado.

–Ya estoy aquí, estaba en el baño, tengo el estómago revuelto. Ya el médico lo está viendo.

–Si, ¿Cómo sabes?

–Oí que llamaban al doctor Istúriz y lo vi correr.



Al rato sale el doctor Istúriz del cúbiculo de emergencia.

–¡Doctor, ¿Cómo está?

–Bueno, tiene dos golpes en la cabeza, al parecer le dieron con algo contundente. ¿Alguno de ustedes sabe cómo fue?

Se vieron a los ojos. –Se resbaló en la cocina y se dio un golpe con el mesón.

–Mmmmm vaya. –El doctor los observó algo incrédulo, pero no dijo nada más sobre el tema. –Le cogimos 8 puntos de sutura, van a hacerle una tomografía y unos exámenes de sangre, sigue inconsciente pero estable, más tarde lo pasaremos a una habitación.



Una hora después estaban en la habitación.

–Sigue sin despertarse. -Dijo Darwin.

–Vamos a esperar que dice el médico, dijo que ahora pasaba.

El doctor Istúriz entró a la habitación, los saludó. Cogió la carpeta de la historia y la leyó, luego los vio.



–Gonzalo va a estar hospitalizado un par de días más, los golpes en la cabeza le ocasionaron un gran hematoma y un pequeño cuágulo, pero no es grave hay que drenarlo. Paso más tarde. Voy a revisar otros pacientes y ver los exámenes de Gonzalo.



–¿Se puede saber qué le hiciste a Gonzalo?

–Nos descubrió tirando guevón y me agarró por el cuello y me estaba ahorcando, casi me corta el oxígeno, mira como tengo el cuello, me está doliendo que jode ahora. Como pude agarré la radio que tenía en la mesita y se la pegué en la cabeza, se resbaló y pegó la cabeza contra el borde de la cama y bueno de ahí el sangrero que viste.

–¡Qué bolas! Te iba a matar, como a los otros.

–¿Otros?

–Mató a otro tipo, estuve con él ayer y apareció muerto en el hotel.

–Mierda. Tenemos que irnos de esa casa y dejar a este loco solo.

–Si, pero cuando sepamos que está bien nos vamos.

–Yo creo que ya.

–No, no podemos hacer eso.

–¿Quieres que nos mate? Bueno a mi, a ti te ama y está matando a todos los que se te acercan. ¿Te vas a quedar con él aquí?

–Bueno, sí, que remedio, vete tú a casa y limpia el desastre.

–Ok, avísame cualquier cosa.



Un par de horas después vuelve a pasar el doctor Istúriz y se consigue con Darwin que estaba de pie del otro lado de la cama. Comenzaron a hablar.

–Me debes algo.

–Si, te dije que te iba a pagar, toma, muy rica esa mamada, pero quiero cogerte de nuevo.

–No hay problema ya sabes la tarifa.

–Cuando salgas de esto te llamo y cuadramos, quiero ese culito de nuevo.

–¡Mira! ¡Movió la mano!

–Es un acto reflejo, tranquilo, está sedado. Los exámenes de sangre están bien, algunos valores están alterados pero nada que preocuparse es por su misma condición. Te veo mañana. –Le dio un manotón suave en la mejilla. –sal un momento y llama a la enfermera.



Darwin salió pero no vio a ninguna en su puesto, caminó por el pasillo.



Istúriz se apoyó en la cama poniendo sus manos en la cama quedando cerca de Gonzalo. –Estos carajitos ocultan algo estaban nerviosos, ¿Qué te hicieron chamo?

Gonzalo abrió los ojos y se levantó tomando por el cuello al médido que intentaba agarrar el botón para llamar a las enfermeras. Gonzalo se levantó y lo tomó por el cuello con las 2 manos.

Giró los brazos y tumbó al hombre al piso y comenzó a golpearlo hasta dejarlo inconsciente. Lo alzó y le estrelló la cabeza varias veces contra el borde del marco de la puerta del baño. Lo desnudó y se puso la ropa y la bata del médico.



Se lavó las manos y la cara. Dejó el cuerpo en el baño cerrándolo con llave y salió de la habitación y de la clínica.