miércoles, 31 de agosto de 2016

A QUE NO TE ATREVES 8.


La bola de nieve.

Nestor estaba con su esposa Virginia haciendo compras en el mercado municipal de la ciudad como todos los sábados. Sólo ellos 2, sus hijos en su asuntos de fin de semana.
Seguía triste y se le notaba, la situación con Calixto estaba tensa y tenían días que no se veían.

Mientras compraban unas hortalizas, al lado había un puesto de revistas. Virginia se acercó y vio una revista que le llamó la atención. “Muchos años de casa y tu vida sexual nula. 10 claves para revivir la pasión”. Tomó la revista y la puso en el carrito, Nestor la vio y aguantó las ganas de llorar.

–Voy un momento al baño, espérame aquí.
–Déjame tu celular para sacar unas cuentas no me traje el mio.
Nestor se fue, Virginia desbloqueó el celular y lo primero que sale es una conversación.
<Yo te amo y no quiero perderte Nestor, pero esto no puede seguir así, tienes que contar lo nuestro>
<Es difícil para mi, son muchos años ocultando esto. Me siento mal>
<Yo me siento peor, porque te amo y no puedo estar contigo>
Regresaba Nestor y Virginia se puso nerviosa y se le cayó el celular, se desprendió la carcaza y la batería se salió.
–Ay chico me asustaste.
–Deja yo lo recojo, sacaste las cuentas.
–No, enciéndelo y me lo das.
A Virginia le temblaban las manos. No podía sostener nada.
–¿Estás bien mi amor?
–Sí, sí, ¡estoy bien, estoy bien, vamos a pagar y nos vamos!

Pagaron en ese local y fueron a comprar queso para luego irse.

Una vez en el carro, se sentía la tensión que Nestor no entendía. La presión se liberó cuando Virginia habló.­
–¿Sabes desde cuando no hacemos el amor tú y yo?
Nestor volteó a verla. –No entiendo la pregunta.
–Si la entiendes.
–¿Por eso compraste esa revista?
–¡Respóndeme Luis!
–Qué se yo mujer, no me acuerdo, hace 1 mes, 2 meses. No llevo la cuenta, no pensaba que eso te preocupaba.
–9 meses, que no me pones una mano encima, 9 meses Luis, que no me tocas, no me acaricias, no me besas.
–Todas las mañanas te beso. No sabía que había pasado tanto tiempo…es normal no, el deseo baja.
–Hace año y medio hacíamos el amor más seguido, ahora nada.
–Mujer deja la angustia, hoy lo haremos.
­No se trata de eso Luis ¡por favor! Es todo, nuestro matrimonio se desmorona y tú no haces nada, yo te busco, te animo, te abrazo y tú no respondes.

Nestor estacionó el carro para conversar.
–¿Quieres el divorcio? ¿Eso es lo que estás tratando de decir?
–Noooo ¡Por Dios Luis! No entiendes nada, quiero salvar nuestro matrimonio, quiero que reacciones, quiero que seas el hombre cariñoso de hace unos años, el esposo apasionado, con ganas de tener sexo siempre.
–Ya te dije que hoy lo haremos, te prometo que llegamos a casa y estamos juntos.
–No te estoy pidiendo que hagamos el amor ahora Luis, estoy pidiéndote que despertemos, que volvamos a ser los de antes. Enciende el carro, quiero llegar a casa.

Llegaron al apartamento y ambos guardaron la compra. Hubo un mometo de complicidad mientras guardaban las frutas en la nevera. Se comieron unas fresas entre los dos y luego Nestor la besó. Cerarron la nevera y, besándose, se fueron hasta la habitación.
–¿No hay nadie en casa?
–¿Qué importa? Estamos en nuestra casa y aquí hacemos lo que nos de la gana.
Entraron a la habitación, cerraron la puerta y Nestor desnudó a su mujer y se lanzaron en la cama.
Diego llegaba a casa y al dejar sus llaves en la entrada de la casa sobre la mesita, se fue al pasillo para ir a su cuarto y escucho gritos y gemidos.
Apoyó la oreja en la puerta del cuarto de sus padres y escuchaba a ambos que emitían sonidos. Diego se sonrió. –Carajo pero están dándose duro…que de tiempo sin escucharlos, las cosas como que van mejorando.
Entró a su cuarto.

Nestor sobre su esposa estaba a punto de venirse, se le acercó para besarla y se corrió dentro de ella para luego echarse a un lado con el corazón y la respiración acelerada. Cerró los ojos y se quedó dormido por unos instantes.
Virginia le dio las espalda y se puso a llorar, unos minutos más tarde se voltea y despierta a su esposo.

–Luis, Luis, despierta, oye.
–¿Qué?, dime.
–Quiero preguntarte algo y quiero que seas sincero conmigo.
–Me estás asustando, tienes una cara. -Nestor la veía a los ojos, estaba sudado y despeinado y algo confundido por la actitud de Virginia.

–¿Quién es Calixto?
Nestor se tensó y un nudo en el estómago no lo dejaba enderezarse.
–No me mientas y no me digas que nos sabes, leí una conversación entre ustedes por el celular.
Virginia le recitó la conversación exatamente como estaba escrita, Nestor estaba pálido.
­–Repóndeme, ¿quien es Calixto? ¿es tu amante? ¿eres gay? ¡Me estoy volviendo loca pensando que tienes otra mujer y hoy me entero de esto, quiero que me expliques!
–Es mi hijo Virginia, tuve un hijo con una mujer mientras estaba contigo.
–¡¿Qué?!

martes, 30 de agosto de 2016

A QUE NO TE ATREVES 7.


Montaje matrimonial.

Bertha había cuadrado un desayuno, temprano, con 3 de sus amigas en un restaurante, ya que tenía tiempo sin reunirse desde antes del matrimonio.

–Bruja pero eso que nos cuentas no tiene pies ni cabeza, ¿cómo no van a estar viviendo juntos?
–Bueno ya les dije, lo del papá es delicado y prefiere estar ayudando a su mamá.
–¿Y tu matrimonio, qué? Que se haga cargo mi amor. ¿y han tenido intimidad?
–No, desde 2 semanas antes del matrimonio.
–Estás como loca.
–Tú me vas a perdonar Bertha, yo sé que tienes 5 años con él pero sigo insistiendo, tu esposo es gay.
–BUENO CLAUDIA YA, BASTA, no te invité para que sigas con la cantaleta, Darío no es gay, me ama.
–No ha tenido más novias y tengo mucha gente que no tienen que ver unas con otras que me dicen que es gay.

Bertha, es abogada y administradora, sacó las 2 carreras en paralelo, su familia es de clase media, viven al día. Su padre siempre anda en proyectos y negocios que nunca se concretan, trae dinero a casa con trabajos a destajo mientras la mamá vende productos por catálogo. Su deseo de conseguir a un hombre que la sacara de ese hueco económico se hicieron realidad, a medias, con Darío, su familia, que no es millonaria, viven cómodos y tienen el dinero suficiente para vivir bien.
Bertha vio en él el mejor partido, a pesar de que los chismes de su orientación sexual los sabía antes de casarse pero a ella no le importó pues tenía un objetivo, y, 5 años después, se hizo realidad.

–Pues yo no he visto nada raro en mi esposo, así que no puedo decir que eso sea cierto, él me ha cumplido siempre.
–Y hablando de cumplir -Hablaba la tercera amiga –Nunca has dicho como es el hombre en la cama, y si es dotado.
–Aaaay no voy a contar esoooo.
–Yo te puedo decir como es, yo estuve con él mucho aaantes que ustedes comenzaran a salir. -Todas quedaron boquiabiertas con la confesión. –Primero, en la cama es normalito, nada del otro mundo y de aquello también normalito, no es nada de sorprenderse, y si te digo que es gay es porque me lo han dicho hombres y mujeres mi amor.
–Pues a mi en el sexo me encanta, lo hace muy bien -mintió –y de su pene, no me quejo.
–Bueno bruja, si a ti te gusta, que es lo que importa pues éxito y felicidades de nuevo, eso sí mi amor exígele que se muden YA juntos y tengan hijos, amarra a ese hombre con un niño para toda la vida.

Luego de hablar de otras cosas, se fueron 2 de ellas. Bertha se quedó con su mejor amiga.
–No soporto a Claudia cuando me dice esas cosas.
–Claudia no es de las que dice las cosas por decir bruja, es lo que te puedo decir, me quedé loca con lo que dijo que se acostó con él hace años.
–Yo estoy feliz con Darío.
–¿De verdad? ¿estás segura?
Bertha se quedó callada unos segundos y bajó la mirada. –El amiguito de Darío no lo soporto Diana, siempre están juntos, salen juntos mientras yo sola en la casa.
–Aaaay bruja, mucho cuidado con eso. Mucha gente habla de que es gay, abre los ojos.
–No, yo me casé y casada estaré. Darío no es gay amiga, es Rogelio, él si es gay y se le mete por los ojos a mi esposo.
–Bueno, abre los ojos, ponte pilas, averigua. Chao brujis, te llamo en la tarde a ver si nos vemos tú y yo. ¿Vas donde Carmelo?
–Si, tengo que arreglar unos asuntos con él, de su fideicomiso y unos documentos.
–¿Ves? Ese es un buen partido.
–Dianaaaa, ¡estoy casada! Estás loca si crees que me voy a enrredar con Carmelo.
–Es guapo, no lo vas a negar y es como misterioso, serio, debe ser pervertidito en la cama.
–jajajajajajaja ya, locaaa, hablamos luego y te aviso, besitos.


Bertha llegaba al penth house de Carmelo, estab estacionando.
Carmelo había entrado por primera vez despues de muchos años a la habitación de sus padres. Los cuerpos y la cama estaban llenos de polvo y estaba sacudiendo un poco y aspirando para volver a cerrar la habitación hasta otros años más. Los volvió a tapar y les dio un beso a ambos.
Cuando cerraba la puerta sonó el timbre. Fue a abrir, era Bertha.
Al abrir la puerta se peino con las manos y se sacudió la chemise.
–Hola, Buenos días preciosa, gracias por venir.
–Buenos días cariño, gracias, como siempre es un placer verte, ay mira, 2 copas.
–Cada vez que vengas te espero con una botella de vino y queso. Los negocios hay que hablarlos así, adelante, siéntate mientras busco la botella.

Destapó la botella y sirvió en las 2 copas, brindaron.
Bertha sacó unos documentos para que Carmelo firmara y además conversar del pago mensual que recibía  por las ganancias en los negocios de su padre.
–Quiero que ahora sea el 2 por cierto de las ganancias netas, más mi sueldo que también quiero un aumento.
–Esta bien, no hay problema, sabes que eso pasa por la junta directiva de las empresas pero un mero formalismo, pero hay que esperar un poco, lo demeas marcha bien, ya con tu firma aquí agilizamos.
–Toma tu cheque por tus buenos servicios preciosa. ¿Cómo va el matrimonio? No pude ir a tu boda, estuve complicado con el trabajo, ya sabes como es.
–Bien cariño, bien –Bertha sonrío con resignación
–Mmmmm vaya, no suenas convincente, le pasó la mano por su mejilla, ya me contarás, cuando quieras.
–Bueno, es que…-Sonó el timbre. Lo llamaban de la oficina de condominio por un problema en un pago.
–Voy a bajar un momento, espérame aquí, estás en tu casa, sírvete más vino, ya regreso.
–¿el baño? ¿Cual uso?.
–El mio no, usa el de afuera, aquella puerta.

Carmelo salió del apartamento y Bertha revisó su celular, contestó 3 mensajes, uno de ellos de Darío.
–<Cuando lleguemos al apartamento hablamos mi amor, quier que vayas hoy a nuestro apartamento. Necesito hablar contigo> -Contestó otros mensajes, hizo una llamada y se levantó para ir al baño. Se tomó loq ue había en la copa y se acercó a la puerta pero le llamó la atención la puerta de al lado que estaba apoyada pero cerrada, tomó el pomo y comenzó abrir, vio hacia la cama y la vio ocupada por 2 personas.
–¿Qué haces? ¿no ibas al baño? –Carmelo cerró la puerta.
–Ay disculpa, me confundí, ¿es esta no?
Entró al baño y Carmelo se sirvió más vino y se lo tomó de una vez. Bertha salió del baño
Se acercó a la mesa donde estaba Carmelo y se sirvió vino y tomó un trozo de queso.
–En ese cuarto, ¿era el de tus padres? Vi que había… -Carmelo la abrazó la trajo hacia él y le dio un beso en la boca, beso que Bertah respondió. Sus lenguas jugaron.
Bertha se separó.
–Wao, ya va, ya va, Carmelo, espera, no, esto no puede pasar. Estoy casada.
–Me gustas mucho Bertha, no sabes las ganas que tenía de hacer esto desde hace tiempo, desde que nos conocimos.
–Si, pero no, esto no puede ser.
–También te gusto verdad.
–No, no e seso, si, bueno, no sé…-levantó la mirada y ahora fue ella quien besó a Carmelo, la mano derecha se deslizó por la falda y llegó a su pantaleta, metió la mano y sintió su entrepierna húmeda.
–Como se ve que tienes ganas que un hombre te haga el amor de verdad. Darío no lo hace y deseas eso. –Otro beso y Carmelo introdujo sus dedos en la vagina.
Bertha se alejó de él.
–¡No! No, no, no, esto no puede ser Carmelo, disculpa, me tengo que ir…ahí te dejo los papeles, lee los otros que te dejé y me avisas. ¿Me … abres?
–¿De verdad quieres irte? Tu cuerpo quiere otra cosa.
–Me tengo que ir Carmelo.

Le abrió la puerta.  Bertha se montó en el ascensor, se le quedó viendo a los ojos a Carmelo hasta que cerraron la puertas.Se apoyó en ascensor, su reespiración estaba acelerada. Tocó su entrepierna y estaba mojada. Le recorrió un escalofrío y se sonrío recordando las palabras de Diana “Es guapo, no lo vas  a negar y es como misterioso, serio, debe ser pervertidito en la cama”.
Bertha se rió tapándose la boca, no podía evitar reirse, era una risa nerviosa. Se abrieron las puertas y una mujer esperaba  el ascensor, la risa la detuvo y salió caminando rápido.

Cuando se montó en su carro sintió un frío en la parte interna de su pierna derecha, pasó su mano. Era el flujo que se había deslizado, volvió a estremecerse, sus manos le temblaban.
–Cálmate Bertha, sólo fue un par de besos, bueno 3 y te tocaron allá abajo y ya, no es para tanto. –Sintió como una cantidad de líquido salía de su entrepierna.

Se vio por el retrovisor, se peinó con la mano y siguió manejando hacia su trabajo.

lunes, 29 de agosto de 2016

A QUE NO TE ATREVES 6.


Recién muerto es mejor.

Carmelo llegó a la funeraria del cementerio y se fue directo al salón donde estaban los familiares de Sebastián. Al ver la urna sintió como iba teniendo una erección, se acercó a la urna y puso una mano en el vidrio y se sonrió. –Ahora sí vas a hacer mío, no estuve cuando entraste a la morgue pero ahora estás aquí.

A lo lejos, un muchacho observaba a Carmelo, al acercarse notó que tenía una erección y su mano en la entrepierna.

–Disculpa, ¿estás bien? ¿te sientes bien?
–Si, si…
–¿Lo conocías?
–Sí…Sebastián y yo tuvimos algo hace tiempo.
–¿Fueron novios?
–No…no, tuvimos sexo 2 o 3 veces. Lo extrañaba pero ahora está aquí, ya lo tengo cerca.
–¿Perdón? ¿Cómo te llamas?
–Carmelo.
En eso, al muchacho lo llaman para resolver algo del funeral y Carmelo vuelve a quedarse solo. Hace una llamada y vuelve a quedarse viendo a Sebastián.

Al rato sale un momento del salón y recibe una llamada.
–<<Aló, Hola Bertha, cómo estás?>>
–<<Bien, te llamaba para reunirnos pues no me fui de viaje, te cuento en persona y así resolvemos lo que me pediste>>
–<<Ok, puedes el jueves en mi casa a las 10 de la mañana>>
–<<Ahí estaré, un beso>>.

Carmelo fue un momento a la morgue y regresó al cementerio. Se reunió con uno de los obreros y vigilante para cuadrar una visita.
–Toma este dinero, es bastante yo vendré de madrugada para que me abras la puerta y pueda entrar, me voy a la parcela y lo desentierro yo me encargo del resto.
–¿Y usté que va a hacer con el cuerpo? ¿se lo va a llevar?
Sacó otra paca de dinero. –Eso no es problema tuyo, haz lo que te digo para eso te pago.
A lo lejos el muchacho que se acercó antes a la urna volvía a ver a Carmelo.

Cerca de la fosa, veía como bajaba la urna, Carmelo no disimulaba la erección que tenía y era evidente para el público presente, la mujer que tenía al lado era la madre de Sebastían que lo vio de arriba abajo.
–Disculpe, ¿usted quien es?.
–Conocí a Sebastián, salíamos, no éramos novios pero tuvimos sexo un par de veces y lo extraño.
­–¡Santo Cristo! Mi hijo no era gay, usted debe estar confundido. Usted es un enfermo.
–No señora, Ese hombre que está ahí en la urna es Sebastián.
–Con su permiso. –La mujer se fue caminando rápido hasta que se alejó.

Se fue a trabajar hasta muy tarde en la noche para salir de la morgue directo al cementerio.
Llegó a la entrada y el vigilante al que le había pagado le abrió el portón. Gracias a que la entrada era en bajada, Carmelo apagó el vehículo y lo dejó rodar, lo estacionó en lugar bastante oscuro para que no se viera a simple vista, sacó un pico y una pala de la maleta.

–¿Sabe dónde está la parcela?
–Si, yo me acuerdo. Yo sé donde está Sebastian.
–Bueno, yo lo acompaño hasta allá y lo dejo ahí.

Llegaron a la parcela, todavía olía a tierra removida y Carmelo cerró los ojos y levantó la mirada hacia el cielo. –Falta poco mi amor para hacerte mío.
–¿Qué? No lo escucho señor, ¿qué dijo?
–Déjame solo, yo me encargo.
–Cualquier cosa me avisa a mi celular.

Lo primero que hizo Carmelo fue quitarse el pantalón y quedarse en interiores. Tenía una mancha de humedad producto de la excitación.
–Cogió la pala y la metió con fuerza en la tierra y empezó a excavar. Una y otra vez metía y sacaba la pala, estaba sudando, su cuepo mojado mezclado con tierra. El corazón se le iba a salir del pecho, bombeaba con fuerza, su pene erecto luchaba por salir del interior.
No paraba de sacar tierra, su objetivo lo tenía claro, llegar al cuerpo de Sebastián. Llegó al concreto. El pico lo tenía al lado, lo tomó y comenzó a aflojar la losa de concreto que, aunque seguía algo fresco el cemento, ya no estaba tan flojo.

Movió la losa de concreto y haciendo fuerza la levantó apoyándola a un lado de la fosa. Ya tenía la urna al descubierto, una amplia sonrisa apareció en su rostro. Su respiración estaba agitada por el esfuerzo pero sus ganas de estar con Sebastián eran más fuertes que cualquier cansancio.
Abrió la urna y ahí estaba, la persona con la que siempre quiso tener sexo, penetrarlo ahora, lo podría hacer en total libertad. Tomó el cuerpo, desbrochó el pantalón y le dio la vuelta, estaba rígido e hinchado. Le bajó el pantalón, él se bajó el interior, de su pene colgaba un hilo de líquido cristalino, su nivel de excitación era alto y lubricaba sin parar.

Se agachó y se acostó sobre el cuerpo acomodando su pene para que entrara. Lo penetró. Gruñía, gritaba y hablaba solo, su piel se erizaba y se cubría de sudor mientras seguía moviendo sus caderas de arriba a abajo. Eyaculó. Derramó todo su semen dentro de aquel cuerpo inerte. Se estremeció y retiró con dificultad su pene.
Se levantó, pasó su brazo por su frente para quitarse el sudor. Se volvió a colocar el interior, lanzó hacia arriba la pala y el pico. Cerró la urna y volvió a poner la losa de concreto. –Adios papá, no sabes como disfruté.

Trepó la fosa con una agilidad sorprendente y salió de ahí para comenzar a echar de nuevo la tierra, pero afuera había alguien.
–¿¡Qué hace usted ahí!?
Carmelo volteó y se lequedó viendo.
–Me caí en el hueco. -Seguía jadeando.
–No se mueva de ahí, voy a llamar a la policía. –El vigilante bajó la mirada y Carmelo cogió la pala y le dio con todas sus fuerzas por la cabeza.
–AAAAAAAJJH –Cayó en el suelo, el cuerpo del vigilante se agitaba, movía los brazos y piernas descontroladamente. Carmelo lo observaba respirando con dificultad, el hombre poco a poco se movia menos hasta que sus brazos cayeron el suelo.
Se acercó al cuerpo y le tomó el pulso. No tenía.

Se levantó, respiró profundo. –El cuerpo está caliente y suave.
Se quitó el interior.

viernes, 26 de agosto de 2016

A QUE NO TE ATREVES 5.


Con la rabia acumulada.

–Mariquitooo, mariquitooo, Jorge es una niña. Quítale el pantalón, a los maricos les gusta que se los cojan por el culo. ¡Bájaselos! Mira esas nalguitas blanquitas de niña, vamos a darles nalgadas con esta correa.
¿Quién se lo coge primero?
–¡No me hagan daño por favor, no me hagan daño, déjenme ir!
–Nooooo mariquitooo, mis amigos y yo vamos a divertirnos contigo.
¡RIIIIIIIIIIIING! –Te salvaste esta vez mariquito. Ve a buscar tu pantalón en la poceta.

Jorge se despertó sobresaltado, tenía la frente brillante por el sudor. La rabia lo estaba invadiendo desde el día que llegó Adolfo a su oficina y le removió lo que ya tenía olvidado en el fondo de su memoria.
Entró a la ducha, mientras esperaba que saliera el agua caliente recordaba el sexo con Adolfo,  al caerle el agua recreó la escena en el sofá, ese momento a solas desnudos teniendo sexo lo había disfrutado aunque le hizo creer a su empleado que había sido un desastre.
Era la primera vez que tenía sexo después de muchos años cuando en la universidad lo penetró en un baño un compañero de estudios, que luego difundió las fotos mientras tenían sexo en toda la facultad. Otro estudiante las tomó mientras estaban encerrados en el cubículo.

Jorge se agachó en la ducha y se puso a llorar.
–Voy a conseguir a cada uno de esos hijosdeputa y van a pagar, van a pagar todo lo que me hicieron.
Se terminó de duchar, se vistió y se fue a la oficina.

–<<Claudia, llama a la extensión de Adolfo y que venga a mi oficina ya>>
5 minutos después aparecía Adolfo, tocó la puerta y entró.
–Hola Jorge buenos días, ¿querías hablar conmigo?
–Buenos días, quiero hablar contigo, siéntate.
–Quiero disculparme por lo del otro día, no quería decepcionarte en el sexo, pero bueno, no te gustó y no puedo hacer nada, igual me disculpo.
–No era para eso que te llamé, pero un mal día lo tiene cualquiera y ese día te tocó a ti. Te llamé por esto. –Le lanzó un sobre blanco que cayó justo frente a él en el escritorio.
–¿Qué es esto?
–Ábrelo y quiero que me expliques. Son tus exámenes de laboratorio.
Adolfo sacó las 2 hojas que estaban en el sobre y las abrió y se puso a leer. Revisó cada resultado, hasta que fue al último renglón y se puso pálido, Jorge se sonrió.
–¿Qué significa esto? No entiendo. –Levantó la mirada hacia Jorge.
–Lo que dice ahí Adolfo, tienes vih, saliste positivo. ¿Sabes que significa eso?
–No puede ser, no puede ser, si yo me cuido, no puedo ser, no, esto debe ser un error.
–No te cuidaste conmigo y puedo estar infectado. ¿Estás entendiendo? ¡Me jodiste a mi también!
–No, no, no, ya va, esto no puede ser, yo estoy sano, yo me protejo.
–¿Te has hecho el examen alguna vez?
–No, nunca. -Adolfo no dejaba de ver el papel, estaba sudando frío. –Mierda esto no me puede estar pasando, mierda, mierda.
–Hoy me dieron los resultados, se tardaron porque no habían reactivos, pero por esto, aunque es ilegal te botan, pero me provoca botarte por haberme infectado a mi ¡A MI ADOLFO, ME JODISTE A MI!
–Ya va, pero no tomamos precauciones los 2, mierda Jorge ya va, no me siento bien, espera, coño, necesito agua.
–Lo que necesito es que vayas a la clínica a hacerte otro examen para confirmar. Mañana mismo vas a este centro y te lo haces. Espero que no salgas positivo de nuevo porque te mato a coñazos.
–Esto debe ser un error, déjame hablar con el laboratorio, debe haber un error.
–No ha habido errores en ese laboratorio, siempre trabajamos con ellos.
–Ay Jorge, coño, ya va, no me vayas a botar, no me dejes solo en esto, mierda ayúdame con esto, perdóname, yo no…
–¿Quién me ayuda a mi? Tengo que esperar unos meses para saber si también tengo vih. ¡Eres un inconsciente! Sabiendo que tenías esa vaina y no usaste condón.
–COÑO YO NO SABÍA NADA, NO LO SABIA. –Le dio un par de golpes en el pecho a Jorge antes de ponerse a llorar. Se sentó y apoyó la cabeza en sus brazos sobre el escritorio y siguió llorando.

Jorge se acercó a él y puso su mano sobre la cabeza acariciándolo. –Mañana vas a hacerte ese examen donde te dije y reza porque salga negativo y si sales positivo reza porque yo no salga positivo también porque te voy a reventar la vida Adolfo.
Adolfo levantó la cabeza y vio a Jorge que tenía la rostro cambiado, lo miraba con odio.
–¿Pero por qué te pones así? ¿Por qué tanto odio hacia mi? ¿Qué te he hecho? Desde que llegué a este trabajo me has hecho la vida imposible, yo necesito el trabajo, estoy jodido económicamente pero no se porque te ensañas así conmigo, luego tiras conmigo, me tratas mal de nuevo y ahora esto. ¿Merezco más abusos y desprecios? ¿no es suficiente con que ahora también tenga vih?
No es suficiente basura, aún no es suficiente. Vete a tu puesto y piensa en todo esto y haz memoria con quien te acostaste y avisa a la gente con la que has tirado, mañana saldremos de dudas.
­–Mierda…ahora tengo que contarle a la gente que tengo esto. Me toca llamarlos. Esto no puede estar pasando.
–Házlo ya, mantenlos al tanto aunque no sepas.

En la madrugada Jorge desde su casa entró en el Facebook de Adolfo para revisar si le había escrito a alguien sobre el vih. Consiguió 2 conversaciones, una mujer y un hombre. Les contó lo del vih y de ambos hubo insultos.

–Esta venganza se escribe solita, vale. Pero vamos a tener que darle un empujón más adelante para que surta más efecto. –Cerró la sesión de Adolfo y entró en su correo.